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Ella nunca admitió la verdad por mucho que todos se la intentásemos explicar.

Porque admitirla era darse cuenta de que se había inventado un amor donde no había.

Pero eso era lo bonito de todo.

Que tenía tanto amor para dar que queriéndolo a él se pensó que la quería de vuelta.

—Blanca Párraga.

Todo aquello que nunca dije, lo escribíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora