Prologo:

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― Esto se va a poner feo...

Él murmuró eso en voz baja y se adentró de una vez para intentar identificar a esas tres personas. Cuanto más se acercaba, más podía distinguirlas...

Un joven de cabello negro, una doncella con cabello rosa y una chica con cabello plateado.

Sintió algo líquido debajo de sus pies. Ese líquido estaba justo debajo de esas personas... Era sangre.

De repente, su expresión se transformó en una de puro horror.

Desearía no haber visto eso.

Tratando de acercarse más, se tropezó estúpidamente con el cuerpo del joven y cayó boca arriba.

Sintió cómo su espalda golpeaba el suelo, haciendo un fuerte ruido. Se había caído exactamente al lado del joven.

Intentó levantarse. Pero fue en vano.

― ¡D'oh! ― Gritó el hombre, sintiendo un golpe en su estómago.

Volvió a estar boca arriba, incapaz de moverse. Sus fuerzas se desvanecían y su vista se volvía cada vez más borrosa. Intentó abrir los ojos. Pero no pudo.

Movió su mano derecha hacia su estómago y sintió cómo la sangre seguía fluyendo sin cesar.

― Me abrieron el... ¿esófago...? ― murmuró, confundiendo esófago con estómago.

Intentó contener la sangre con sus manos, pero fue en vano.

Escuchó cómo algo hizo contacto con la sangre a su alrededor, formando ondas en ella.

Intentó abrir los ojos... lo logró apenas. Con la vista borrosa, aún así pudo distinguir algo: unos zapatos negros, los causantes de esas ondas en la sangre.

Cerró sus ojos sin siquiera verle la cara... Simplemente, no se le ocurrió.

Intentó pensar en otra cosa, cualquier cosa para olvidar ese dolor agonizante. Pero no pudo.

― Por favor... alguien...

Con sus fuerzas restantes, pidió ayuda, ayuda a lo desconocido. Quería que alguien viniera a salvarlo... No, que alguien viniera a salvarlos.

Pero como era de esperarse... Nadie, absolutamente nadie, vino.

No quería que todo terminara así, no quería aceptar este destino, esta realidad.

Estaba perdiendo más y más la conciencia, pero el dolor seguía siendo intenso y agonizante.

― Nngh...

Se escuchó un quejido al otro lado del lugar. Tuvo esperanza, esperanza de que sería algo bueno, algo que lo salvaría... Pero, no tardaría mucho en volver a perder esas esperanzas...

― ...espera...

― ...definitivamente... te...

― Salvaré.

Apenas escuchó esas palabras, se dio cuenta de que eso lo dijo alguien con una voz juvenil. ¿Acaso el joven de cabello negro estaba... vivo?

Sin embargo, en ese momento...

Homero Simpson perdió la vida.

Re: Gordo que no cabe ni en un mundo diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora