Cap. 1.- Maternidad.

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Otro domingo llegó a la ciudad de Moraltown, te levantas agradeciendo a Dios por un nuevo día, tu esposo (si, tienes esposo) se levanta y hace lo mismo que tú, se dirige a la cocina ya que siempre preparas desayuno para ustedes, hacen sus actividades normales como desayunar y esas cosas, se bañan y se van a la iglesia.

En la iglesia, se sientan en una de las bancas, y se arrodillan para rezar a Dios por su matrimonio y la felicidad que hay entre ustedes.

—Querida, ¿quieres hacer algo antes de que comience el sermón? —tu marido te mira con una sonrisa amplia.

—¡Seguro! Vamos a ver la mesa de las golosinas, quizá y ésta ocasión den dulces picantes —sonríes.

—Vamos, entonces.

Se levantan y se acercan a la mesa de golosinas, viendo todo lo que hay.

En eso, la familia Puppington entra junto con demás personas.

—¡Si, la iglesia! —Orel se acercó a dónde la mesa de las golosinas—. Oh, ¡hola señor y señora Williams!

—Hola Orel, ¿cómo estás?

—Muy bien señora t/n, vine a escuchar el sermón como casi todos los domingos —te sonríe.

—Ya lo creo, hijo —le acaricias el cabello mientras le devuelves la sonrisa—, ¿el reverendo Putty te dió una pequeña probada de lo que tratará el sermón de hoy?

—¡Por su puesto! Hoy hablará sobre algo llamado “alcoholismo”, creo...

En eso, levantas la mirada un momento y notas que su padre te mira con el ceño fruncido, ya que está esperando a que Orel se acerque a las bancas para escuchar el sermón que iniciará en tres minutos.

—Orel, creo que tu padre te está esperando... —tu marido se inca a la altura del niño para tocar su hombro y dedicarle una dulce sonrisa—. Hablaremos después, si quieres.

—Oh, claro que sí, ¿puedo ir a su casa después del almuerzo? —preguntó Orel, con esa sonrisa que trae consigo.

—¡Claro que sí, te esperamos entonces! —sonries y le das un beso en la frente a Orel.

Todos se van a sentar en las bancas para esperar al reverendo, tú y tu marido charlan acerca de los problemas financieros por los que atraviesan, y se sienten completamente abrumados al no encontrar una respuesta, ya que Dios no ha podido hablarles para resolver aquel tema.

—¡Bien, agradezco a todos por venir aquí un nuevo domingo! —habló el reverendo Putty a todos—. Estamos reunidos nuevamente para hablar sobre el alcoholismo...

Alcoholismo
Alcoholismo..
Alcoholismo...
Alcoholismo....

Clay sintió que aquel sermón se dirigía directamente a él, ya que hasta Blobertha lo miró con una sonrisa ligeramente orgullosa. Esa expresión hizo que Clay volteara a otro lado con el ceño fruncido y realmente frustrado, justo a tu dirección miró, dándose cuenta de lo atractiva que eres y de lo muy bella que podías resultarle.

Tan solo te bastó darte cuenta por verlo de reojo, no tenías la necesidad de voltear por la visión periférica, ¿ésto era en serio? Justo el más alcohólico del pueblo te miró.

—La bebida alcoholizada es un mero escape de la realidad, todos hemos querido salir de la asfixia de lo que es ésta vida ajetreada, que nos trata de la mierda... —continuó el reverendo—, y sé lo que están pensando... “Pero reverendo Putty, ¿no se supone que usted tiene que mantenerse sano, para alabar a Dios a través de su servicio y juicio?”, y les diré algo queridos hermanos... No es como que el vino con el que se consagra el cuerpo de Dios, no tenga alcohol, porque en realidad nos embriagamos para no irnos completamente como unos imbéciles ebrios, burlándonos de la cara de idiota de Dios... Beber no es malo, amenos de que lo hagan para olvidarse de los pecados que han cometido desde el vientre de sus madres... Amén...

~°•Secreto en alcohol•°~ [Clay x T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora