Cap. 2.- Rota.

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Esta noche, te preparas para ir a cenar con tu esposo, ya que te había pedido ir a las afueras de Moraltown porque tiene algo importante que decirte. Esto te toma por sorpresa, ya que hace mucho tiempo no habían cenado juntos en algún restaurante, y no es que fuera algo realmente malo, al contrario, era lindo cenar en casa todos los días junto a la persona que más amas.

No te dió motivos ni explicaciones, solo te pidió reunirte con él a las afueras de la ciudad. Esto te emociona y a la vez te asusta, ya que regularmente él es el que pasa a recogerte en tu auto (porque se lo prestas para que pueda conducir a su trabajo), pero al ver la situación, te preguntas ¿cómo irás a las afueras si no tienes tu auto? Apenas eran las seis de la tarde, entonces, harías un pequeño pedido a algún vecino.

Terminas de arreglarte ya que no te toma más de 20 minutos hacerlo, y comienzas a caminar a la casa de los Figurelli, ya que no encuentras vecinos más cercanos (puesto que su hogar estaba a dos calles de tu casa) y amables que ellos. Tocas la puerta y en eso, la señora Figurelli te recibe con una cálida sonrisa.

—¡Vaya, señorita t/n! No sabía que vendría para acá.

—Yo tampoco lo sabía, hehe... —respondes en broma—, disculpe si la molesto señora Figurelli, pero quería saber si su marido pudiera dejarme a las afueras de Moraltown, le super prometo que no le pediré más favores —sonríes con amabilidad y nervios.

La señora de la casa parecía dudarlo muy poco, pero en eso sonríe.

—De acuerdo señorita Williams, déjeme avisarle a mi esposo.

—Está bien —sonríes y procedes a esperar en la alcoba del lugar.

Te das cuenta que después de todo lo ocurrido, Moraltown es tan especial como para mantener una imagen linda de él, dándote una idea de qué hacer en unos días más, como una pintura para la sala de tu hogar.

Las lucecitas del barrio apenas se encendían, puesto que la presencia del sol se iba alejando poco a poco, y los niños que corrían por los parques cercanos se iban llendo, parecía que cada cierta hora, el manto nocturno los hacía correr despavoridos, idea que se te hizo graciosa al momento en que lo piensas.

—¿Señorita Williams, nos vamos? —te dice el señor Figurelli, con su sonrisa característica.

—¡Oh, lo lamento señor Figurelli! Me quedé viendo el paisaje...

—No problemo, suba al auto, yo la llevaré a dónde tenga que ir.

Y ambos emprenden el camino a las afueras del paisaje tan hermoso que habías visto, dándote cuenta de lo delicada que puede ser la percepción, un momento atrás mirabas los coloridos tonos naranjas y amarillos del ocaso cielo, y ahora sólo ves del otro lado un oscuro manto nocturno. ¿Cuánto tiempo había pasado?

Y cuándo todo pasó por tu mente, no te habías dado cuenta que ya habías llegado, algo pasa en tí, que notas que no te habías concentrado del todo en el camino, y por lo tanto ya habrías llegado.

—Oh... Bueno, llegamos... ¿Le debo algo, señor Figurelli? —hablas con genuina confusión y vergüenza.

—No problemo, por eso somos vecinos, estoy para ayudarle señorita.

—Si usted lo dice, gracias, muchas gracias —desciendes del vehículo, dejando un billete de cinco dólares en el asiento.

Y al salir, el auto se va de regreso.

Minutos más tarde.

Llegas a una ubicación extraña, pero que al parecer es la que te había dado tu esposo cuando te llamó, piensas que es raro por el hecho de que no había alumbrado y solamente había un hombre caminando en círculos.

~°•Secreto en alcohol•°~ [Clay x T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora