| Capítulo 3 |

10 1 0
                                    

Massimo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Massimo.

Al salir del imponente edificio de Alessandra, llamé a mi jefe informándole sobre lo hablado con la CEO de The Ángel.

—Buen trabajo. Yo me encargo del resto. Ocupo que vengas de inmediato —No necesité el lugar. Hoy, Liam tenía una cena organizada por su mujer, Catherine, una de las abogadas más prestigiosas de Washington D.C. Esto situaba a la familia Walker entre las más ricas de la ciudad.

Colgué el teléfono y me dirigí hacia mi Ducati Panigale V4 negra, estacionada en la acera frente al edificio. El rugido del motor resonó en el aire cuando lo encendí.

Atravesé las calles con velocidad y precisión, sintiendo la fuerza de la moto bajo mí. El viento golpeaba mi rostro, y la velocidad creaba una sensación de liberación. La noche se deslizaba a mi alrededor mientras me dirigía hacia la mansión de los Walker.

En cuestión de minutos, llegué a la elegante residencia de los Walker, una mansión que rivalizaba con la opulencia de cualquier lugar de la ciudad. La seguridad era estricta, y cada paso estaba monitoreado.

Me estacioné cerca de la entrada, anticipando que mi reunión con Liam sería breve. El mayordomo de la casa me reconoció al instante, ya que no era la primera vez que visitaba el hogar de los Walker.

— Señor Caruso, un placer volver a verlo—lo saludé con la misma formalidad con la que me recibió.
—Sígame, por favor.

Caminamos hacia la oficina de Liam. Durante el trayecto, pude vislumbrar a su esposa saludando y conversando con los invitados, probablemente dándoles excusas sobre por qué su esposo no estaba a su lado en una noche como esa.
La mansión, majestuosa y lujosa, se extendía con elegancia. Los pisos de mármol, las altas columnas y los detalles dorados contribuían a la opulencia del lugar. Llegamos a la puerta de la oficina de Liam, y el mayordomo anunció mi presencia antes de abrir la puerta. Liam, absorto en papeles y dispositivos electrónicos, levantó la mirada al verme entrar. La obsesión por el trabajo lo consumía, como siempre.

Liam, vestido con un impecable traje oscuro, se encontraba inmerso en su mundo.

—No deberías estar afuera saludando y siendo hipócrita— comenté al tomar asiento en el sillón negro de cuero. Por un instante, mi mente divagó hacia Alessandra; ella también tenía un sillón similar en su oficina. La risa irónica de Liam rompió el breve lapsus de mis pensamientos, devolviéndome al presente.

—Mi mujer se encarga de eso— . Al pronunciar las palabras "mi mujer", su voz adquirió una suavidad momentánea, pero al posar su mirada sobre mí, toda ternura desapareció.
—Cuéntame todo desde el principio, Massimo —dijo, cambiando su tono a uno más oscuro.

Le informé cada detalle, cada persona, cada empleado, todo. Liam me observaba con una atención aguda, analizándome minuciosamente.
Al recordar la reunión con Alessandra, no pude evitar rememorar sus ojos penetrantes, sus labios rojos y sus caderas esculpidas por el pantalón de vestir.

Deceitful LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora