PAPARAZZI | ONE SHOT JENLISA

Parte 1 - ¡Sorpresa!

POV. Lisa
Hotel Plaza Athenée – París
8:34 p.m.

Estaba muerta de cansancio. La grabación del nuevo disco estaba matándome lentamente y lo único bueno del día era llegar a esta bañera y tratar de relajarme con el agua caliente.

Mis músculos estaban realmente tensos. No veo la hora de ya terminar las grabaciones y tomarme unos cuantos días de vacaciones antes de la gira. Esperaba que al menos esta vez no me siguieran.

Necesitaba urgentemente volver a sentirme como una persona normal, sin chismes ni comentarios absurdos de gente que apenas conoce de mi vida.

Ojalá todo fuera tan sencillo como apagar todo y e ir dónde no me conocían y no tenía que verme perfecta todo el tiempo.

"El precio de la fama" había dicho mi manager, cuando mi carrera despegó.

Al principio no pensé que me iba a afectar tanto, pero ahora… Dios… ¡Ni siquiera podía comer tranquila! Los malditos paparazzis estaban por todos lados y lo peor es que podía ser cualquier persona. Literalmente. Jamás había visto a gente capaz de disfrazarse de tantas formas, menos aún que tuvieran el atrevimiento de revisar hasta mi basura.

Ahora mismo estaban afuera del hotel haciendo guardia. Tuve que entrar por una puerta trasera desde el parking para que no me vieran ¿Es que esa gente no se cansa? Sé que es su trabajo, pero de verdad a veces se pasan de la raya.

Definitivamente estaban dementes.

—No más, Lisa. Deja de pensar —me digo mientras hundo mi cabeza en el agua y aguanto la respiración.

Necesitaba la mente en blanco si quería dormir y mi conflicto interno no estaba ayudando.

Espero a que mi mente se aclare aún debajo del agua y dejo que el oxígeno se agote en mis pulmones, antes de subir de nuevo a la superficie.

Repito el mismo proceso un par de veces hasta que un ruido me sobresalta y enfoco mi concentración en la realidad de nuevo.

Un fuerte ruido fuera del baño, resuena y mis instintos se encienden.

Se suponía que nadie más podía entrar a esta habitación. Había pagado extra por seguridad. ¿Qué demonios pasaba?

Rápidamente me levanté de la bañera y me envolví en la bata con miedo. Caminé despacio hasta la puerta y la abrí silenciosamente para ver lo que estaba pasando.

La habitación seguía oscura. Tal y como la había dejado, pero algunas cosas no cuadraban.

—¡¿Quién anda ahí?!— hablo firme, rogando que no se me corte la voz por el miedo y sostengo un jarrón que había encima de la pequeña mesa central de la suite.

Nadie responde.

Sigo avanzando con cuidado hasta la pared, pero veo una sombra acercarse por la esquina e inmediatamente busco el interruptor de la luz y lo enciendo con una mano mientras empuño el jarrón en la otra lista para defenderme.

—¡Tranquila! Soy yo soy yo soy yo —repite una voz demasiado conocida y el corazón se me desboca.

Un dolor sordo se enciende en mi pecho y no sé si es del susto o la frustración de tenerla justo al frente cuando le había dejado bastante claro que ya no quería verla.