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¡Buenas!

De nuevo estamos aquí, con otro "KuraKillu".

¿Cómo han estado? ¿Listos para otra historia KurapikaxKillua?

Se suponía que debía ser un especial de San Valentín, pero pasaron cosas en vacaciones y empezamos tarde. ¡Para compensar, este fic se subiera más seguido!

Contexto, es un HxH de Universo Alternativo de temática escolar. Sigue la misma base de "Tintineante Amor", pero se puede leer fuera de esta.

Es una historia corta, por lo que tenía la intención de subirlo en partes a "Extrañas Fijaciones", luego considere que seria mejor idea hacer un especial de la semana del amor con un capitulo diario, pero las cosas no resultaron y los tiempos no dieron.

En fin, pasada la pésima explicación, pueden iniciar la lectura. Espero lo disfruten.

Aviso: Esta historia esta igualmente publicado en AO3 bajo el seudónimo "Lugarth3" con el mismo nombre. Si lo encuentran en otro sitio web, es plagio. Por favor, avisen si encuentran el fic en otra plataforma.

¡A leer!

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"Vamos a dejar que se pregunten cómo hemos llegado tan lejos

Porque en realidad yo no necesito preguntármelo

Sí, después de todo este tiempo...

Aún me gustas"

"Still Into You" de la banda Paramore

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Killua exhalo.

Existía algo, no sabía precisar que, misterioso y cautivador en la manera que Kurapika movía los dedos sobre su piel. Como si su tibio contacto lo atrajera por medio de una cadena invisible, jalándolo hacia su encuentro como estaba sucediendo ahora.

La espalda de Killua era reflexible, la capa tersa de su columna era extremadamente suave en opinión del delegado. Cuando tocaba un pedazo de piel suya, a Kurapika se le erizaban los nervios y varios pensamientos indignos retumbaban en su cabeza, comparando a Killua Zoldyck con una bobina de electricidad a toda potencia.

— Sé que es fin de curso y que tu cabeza debe ser un caos pero no pongas esa cara.

— ¿Qué cara?

Esa cara.

— ¿Estoy haciendo una mueca?

— Hoy te ves...distraído.

— Discúlpame.

Killua supo que algo andaba mal cuando el rubio quito las manos de sus piernas y arreglo su camisa. El juego de seducir a Kurapika en el aula de preceptores, balanceándose en su regazo como gato en busca de mimos perdía encanto cuando lo miraba igual que perdido en su mundo.

— No te perdono— Hablo al estilo inmisericorde de los Zoldyck— Me insultas con esa mirada.

— ¿Cómo lo hago?

— Piensas en cómo pasar las vacaciones con tus libros mientras yo estoy aquí, intentando distraerte. Estropeas mis esfuerzos y encima me rechazas.

— ¿Quién es capaz de rechazarte, Killua? — El niño sonrió con soberbia— No me disgusta pero, ¿Tus métodos de distracción siempre involucran contacto físico?

— No la mayoría.

— ¿Cómo te distraes tú?

El niño cogió el flexo del escritorio e ilumino al rubio con ella.

— Nada recomendable para tu intachable honor.

Un dulce aliento soplo en su rostro y la fragancia de Killua lleno sus sentidos, provocando que su mano buscara la exacta ubicación del fémur. 

Killua entreabrió los labios, sonriendo a medias. Enternecido por su caricia, se inclinó ligeramente hacia atrás, dándole espacio para explorar, esperando que hiciera más. Era increíble lo fácil que su cuerpo reaccionaba a una acción tan simple y a medida que esa palma lo calentaba, el hormigueo en su bajo vientre se hacía más potente.

Estaba pensando jugar con el pendiente en la oreja del delegado justo al momento que este hablo.

— ¿Crees que algún día, esto...se normalizara?

— ¿Qué es esto?

— Sabes de lo que hablo, no hagas trampa.

— No es mi culpa. Hablas de "esto" como si pensaras que fuera a ser normal. ¿Tú o yo somos normales acaso?

— Buen argumento.

El Zoldyck ladeo la cabeza.

— Para ti, ¿Normal sería salir a citas clichés tomados de la mano y hablar cursi?

— Contigo no funcionan las cosas fáciles, de chocolates tienes tu banco, de flores tu jardín volcánico y la única manera que te interese la poesía es si tu hermana Alluka te pide leer una.

— Si fueras otro, te diría que si me regalaras chocolate podría intentar recordar tu nombre— Su propia broma le causo gracia, apoyándose de los hombros ajenos para mantener el equilibro.

— Me asombra lo tranquilo que estas.

Killua dejo la sonrisa y la calma se transformó en frialdad.

— No te equivoques. Si lo pienso, me doy cuenta.

— ¿Darte cuenta?

— De lo complicado que es, de los obstáculos que hay. ¿Podrías hacer como yo y no pensarlo mucho? Prefiero estos cortos momentos contigo a horas perdidas escuchando a mi hermano.

— ¿Aun planeas escaparte de tu casa para el receso de verano?

— Todos los días.

— Si te tuvieras que ir...— Dudo sobre lo que iba a decir, pero ya arrojo la piedra— Necesitarías apoyo. Según la estadística, los jóvenes que se fugan están seguros más acompañados.

— Ya veo. Le diré a Gon.

— Gon se quedará con su familia.

— Lo sé y también sé lo que quieres decir— El niño tiro suavemente de la mejilla izquierda del rubio, para luego rozar con sus uñas la oreja adornada.

— ¿Tanto te gusta jugar conmigo?

— Sí, y también me gustaría mucho irme del país contigo.

— ¿Solo conmigo?

Killua lo beso en modo de respuesta.

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Nota:

Corto para empezar, mañana la siguiente parte. Espérenlo.

¡Muchas gracias por leer!

Still Into YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora