Avant-propos

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— ¡Muy bien, Char! Ya he probado de todo, ¿qué necesito hacer para que duermas, mi manzanita? — preguntó el padre a la niña de 5 años

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— ¡Muy bien, Char! Ya he probado de todo, ¿qué necesito hacer para que duermas, mi manzanita? — preguntó el padre a la niña de 5 años.

La pequeña Charlie miró a su padre con ojos brillantes. Esta era la oportunidad perfecta para escuchar una historia, como las que él solía contarle.

— ¡Cuento! ¡Quiero que me cuentes un cuento! — exclamó con ilusión. Lucifer sonrió, pensando en qué historia narrar. Sin darse cuenta, su magia había conjurado dos figuras: irreconocibles para Charlie, pero muy familiares para él.

Lucifer observó la curiosidad en el rostro de su hija. No podía negarle la oportunidad de conocer su pasado, especialmente si lo hacía a través de un cuento. Así, nunca sospecharía que la historia que estaba a punto de escuchar era, en realidad, la suya.

— Bien, Charlie, hace mucho tiempo, cuando la tierra aún no era habitable y los humanos no existían, ni siquiera se había creado el infierno, solo vivían los ángeles de Dios. Uno de ellos era el más pequeño de la creación, el hijo más parecido a Dios. Su nombre era... — Hizo una pausa, luchando con la idea de revelar su verdadera identidad. — Su nombre era Luzbel. Un día, durante una reunión celestial, lo hicieron sentir menospreciado solo porque sus ideas eran diferentes.

— Luzbel, lo siento, príncipe, pero tus ideas no son adecuadas para la creación del nuevo mundo — dijo un ángel con tono condescendiente

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— Luzbel, lo siento, príncipe, pero tus ideas no son adecuadas para la creación del nuevo mundo — dijo un ángel con tono condescendiente.

Luzbel buscó apoyo en sus hermanos, pero nadie habló. Todos guardaron silencio. La reunión terminó abruptamente, y Dios se retiró para considerar las propuestas de sus hijos. Miguel, por su parte, tenía la tarea de instruir a un nuevo ángel.

La sala quedó vacía, excepto por Luzbel, el menor de los arcángeles, abrazando sus rodillas y ocultando su rostro entre lágrimas. En su mano, una rosa marchita simbolizaba sus sueños desvanecidos.

En otro lugar, Alastor, el nuevo ángel, deambulaba confundido por los pasillos celestiales. El sonido del llanto lo guió hasta una puerta entreabierta, donde encontró a Luzbel, cuya belleza resplandecía incluso en su tristeza.

— Disculpa, ¿estás llorando? — preguntó Alastor, aunque la respuesta era evidente.

Luzbel secó sus lágrimas y respondió con sarcasmo:

— No, solo me están sudando los ojos. — Se disculpó rápidamente por su tono. — Lo siento, no debería desquitarme contigo.

Alastor le ofreció su mano, ayudando a Luzbel a levantarse. Sus miradas se cruzaron, y Alastor sintió una profunda conexión.

— Cuéntame tu pena. Aunque soy nuevo aquí, quiero entender tu dolor — dijo Alastor con sinceridad.

Luzbel compartió su desilusión:

— Propuse una idea para el nuevo mundo, pero fue rechazada. Esperaba el apoyo de mis hermanos, pero me dejaron solo.

Alastor escuchó con empatía, comprendiendo la soledad que incluso los seres celestiales pueden sentir.

— A veces, la diversidad de pensamientos rompe la unidad — reflexionó Alastor. — Pero tal vez necesitamos la libertad de seguir nuestras convicciones, como los humanos que vivirán algún día con pasión y autenticidad.

 — Pero tal vez necesitamos la libertad de seguir nuestras convicciones, como los humanos que vivirán algún día con pasión y autenticidad

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Luzbel asintió, y juntos soñaron con un mundo donde la libertad individual triunfara sobre la rigidez de la jerarquía celestial.

Mientras Lucifer contaba esta historia a su hija Charlie, sembraba en ella la esperanza de un futuro donde pudiera forjar su propio camino.

— Papá, ¿qué pasó después con Luzbel y Alastor? — preguntó Charlie, con la inocencia y curiosidad propias de su edad.

Lucifer contempló cómo continuar la historia.

— Después de esa reunión, Luzbel y Alastor se encontraron en secreto. Luzbel sostenía una rosa marchita, símbolo de sus sueños y de la belleza que persiste en la adversidad.

— ¿Y Dios qué pensaba de todo esto? — interrumpió Charlie.

— Dios observaba, querida. A veces en silencio, a veces con palabras de guía, pero siempre permitiendo que sus hijos exploraran y aprendieran por sí mismos — respondió Lucifer con sabiduría.

Charlie se acurrucó junto a su padre, sintiendo el calor de su amor y la profundidad de la historia.

— Luzbel y Alastor desafiaron las antiguas reglas y propusieron nuevas ideas. No todos estaban de acuerdo, pero eso no los detuvo. Sabían que su amor y visión compartida podrían crear algo maravilloso — concluyó Lucifer.

La noche avanzó, y Charlie se quedó dormida soñando con ángeles y mundos por descubrir, mientras Lucifer, con una sonrisa melancólica, sabía que aún quedaba mucho por contar.

La noche avanzó, y Charlie se quedó dormida soñando con ángeles y mundos por descubrir, mientras Lucifer, con una sonrisa melancólica, sabía que aún quedaba mucho por contar

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¡Holaaaa!

Vaya, me desaparecí por un buen tiempo, pero como buena escritora tengo mis excusas. Estuve preparando esto desde abril. Siendo sincera, mi lectora beta, digamos que ya no respondió y terminé buscando a alguien que me dijera si la trama tiene coherencia. Además, también estoy preparando otro libro, pero jajaja, equis. Aquí estamos. Voy a estar en finales, pero no se preocupen, que después vienen las vacaciones y adelantaré lo más posible para que mi lectora beta me diga si sale o no.

En fin, los quiero mucho. Tomen agüita, duerman sus 8 horas y estudien para que no estén como yo.

Bye.

Les notes de mon coeur. [RADIOAPPLE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora