Uranus

I

Los primeros recuerdos de BamBam golpean en un torrente desorganizado, su apresurada respiración y las bruscas vibraciones dentro de su pecho acompañan el crepitar de la agresiva lluvia que se precipita contra el grueso cristal, se siente incapaz de mover sus extremidades aquello lo hace sentir sumamente ansioso, una sensación similar a ahogarse lo invade, debajo de miles de litros de agua, jamás se había sentido de esa manera, pero de un momento a otro la tranquilidad le anega y la lluvia cesa, percibe la calidez en las yemas de sus dedos y todo se vuelve difuso.

Por un momento vuelve a sentir la arena y el agua salada sobre sus pies, provocando una mezcla pesada, sabe que la atezada piel producto de la amplia exposición al sol no es algo que le disminuya fácilmente, pero aquello no podría importarle menos, sus hombros arden calurosamente, mientras observa a sus hermanos mezclarse entre las olas, su madre les pide dulcemente que no se alejen demasiado cuando los contempla más en la orilla, BamBam posee un montón de memorias felices sobre aquel viaje, la noche anterior la sensación de la suave colisión del oleaje contra su joven cuerpo no le terminaba de abandonar al conciliar el sueño y el acaramelado sabor del helado de vainilla con cubierta, que degustó después de haber nadado tanto, se derritió en su boca como ningún otro.

El picante sabor del tteokbokki se convierte en su memoria distintiva al migrar a Corea junto a su familia, debido a la extenuante pero bien remunerada labor de su madre en materia de energía sostenible, habían cenado sentados sobre el fulgente suelo de madera de su nuevo departamento, únicamente eran su hermana y él junto a la señora Bhuwakul, sus hermanos siendo mayores que ambos tenían más motivos para permanecer en Tailandia que sencillamente abandonarla; fue extraño jamás haber estado en aquel país y que de un momento a otro pasara a convertirse en su hogar, pero BamBam prontamente quedó maravillado por la metódica aunque fascinante civilización coreana, por el entorno notoriamente innovador provocando que fuera una cúpula de tendencias en la cultura moderna.

Recuerda la variante voz de Minhyuk y aquel parpadeo desigual que el propio Lee detestaba pero que gracias al pelinegro terminó por aceptar con gusto, considerándolo un espasmo adorable, Minhyuk fue la primera persona con la que logró cimentar una verdadera conexión, que trascendiera más allá de su lugar de origen, probablemente la única, Lee le hizo sentir especial en cada aspecto, especial de una manera positiva y colmada de cariño, lo auxilió a comprender cualquier cosa que por el simple hecho de no ser coreano no lograba comprender, los múltiples honoríficos y el intrincado transporte público fue algo que lo confundió durante un gran período de tiempo, pero el castaño se mantuvo dispuesto a explicar pacientemente lo que para él parecía poseer un montón de sentido.

El sabor a soju se mezcla con el más dulce de las chispas de chocolate, era la víspera de su cumpleaños número 21 y el castaño pasó aquel día y el siguiente a su lado, aventajando unicamente un obsequio, una docena de galletas, los demás regalos permanecía inertes en un rincón de la habitación del tailandés aún cubiertos por aquella caja de regalo brillante, a pesar de su insistencia, Lee se mantuvo estable ante la imploración de BamBam de permitirle abrir otro obsequio, Minhyuk jamás cedería ante aquellas suplicas. Bhuwakul recuerda nítidamente esa noche, las pálidas piernas descubiertas del castaño parecían relucir más de lo usual, una camiseta amplia cubría su pecho y sus muslos junto a aquellos pantalones cortos, finalmente se decidió a hablar.

- Quería contártelo en persona - comentó el mayor en algún momento de la conversación después de un prolongado trago de soju - Me acaban de emparejar.

La sonrisa de Minhyuk provocaba que su rasgado mirar se contrajera aún más, el menor después comprendió que detrás de aquella emoción había quedado la más aterradora incertidumbre, tal vez él jamás se sintió verdaderamente listo. BamBam no pudo evitar sentirse emocionado por el castaño, aquel emparejamiento era probablemente lo que más podría anhelar una persona en sus veintes o treintas, además de estabilidad económica, prontamente le cuestionó sobre los demás detalles, dejando a Minhyuk sin tiempo de dudarlo, simplemente continúo porque aquello era tan cotidiano como esperar los cambios de estación de cada año.