Emilia
Han pasado dos semanas y no he visto a Liam, ni a mi jefe, ni a Rachel y Morena.
Lo que me comentó Bethany es que el jefe, Dexter Petrov, se había ido de viaje y necesitaba "distracciones" y bajar su estrés porque habían tenido algunos problemas en unos de sus hoteles en Estados Unidos. Así que ahora está lejos y yo todavía no lo conozco.
Sí, lo vi. Pero no sabía que era mi jefe, cuando me lo dijo un clic hizo en mi cabeza. Por eso todos querían ser la favorita del jefe.
No juzgo, entiendo.
—Miren, aquí llego la mejor bailarina que existe. —Sonrió mostrando todos mis dientes. Bethany una estadounidense de parte de su madre y de su padre rusa. Ojos grises, pelo rubio. Cuerpo pequeño, pero en buenas cantidades, tez blanca porcelana. Su cara era pequeña y flaca como su nariz, sus labios eran grandes por el botox que se ponía. La hacía ver sexy y linda.
Modelo mientras señaló mi oufits. Como tuve que correr porque me dormí y iba a llegar tarde. Vine con mi pijama de ositos, mis pantuflas y arriba un abrigo negro para que no se notara tanto.
—Llegue por fin.
—Hola, niñas —saluda Marisol mientras nos mira a todas. Me mira a mí y frunce el ceño. —. Parece que tenemos una pijamada hoy.
—Lo siento, no llegue a cambiarme... y no traje mi ropa. —Lo último lo susurro despacio. Veo que en su cara no hay expresiones. Asiente después de un rato.
—Usarás los vestidos de allá. ¿Okey? —Asiento. —Bueno, hoy tendremos que estar todas en los pisos superiores. Y, en especial, una chica rubia con ojos celestes —Nos miramos entre todas el 90% era rubia con ojos celeste. —. El jefe no sabe quién es, pero como yo sé casi todo se que sos vos, Bethany. El dijo que no se acuerda mucho el color de tus ojos porque estaban lejos. —Veo como se entusiasma y asiente eufóricamente.
Algo en mi panza se cree, no era bonito. Lo reconocí, fue lo mismo que me pasaba cuando me enteré que Magnus tenía otras mujeres... ¿estaba celosa? No podría. No lo conocía. Puede que si pensaba, que suerte tienen las mujeres de tener a esta bombón cuando pasa la noche con alguna que otra. ¿Pero no tener celos? No, imposible.
—Prepárate para jugar con las plásticas. —dice la pelirroja mientras guiña un ojo divertida.
—Por eso —busca algo en su bolsillo y lo saque. Veo un alfiler.—, traje esto. Si se me acercan a mí o a él —Hace una seña que le pega a algo. —. Ta, en la teta y se desinfla. —Me rio.
—Bueno, arréglense rápido.
Busco en los vestidos y veo que casi todos se les ve la escalda. Menos uno, que tiene mangas largas y es negro. No tiene ni un tajo. Adorne mis pies con tacos negros.
Busco mi maquillaje y me aplico el de siempre, solo que esta vez agrego sombras.
Mañana tendría que aplicar mi antídoto y me daba miedo.
Estos últimos días, he tenido reacciones raras al antídoto. Una de ellas fue que me salió sangre por los oídos y después me lastime con un cuchillo para ver cómo iba mi circulación y si no era tanto veneno. Y era 30% sangre y un 70# de ese líquido espeso. Me sorprendí porque esto no pasaba. Nunca, pasaba.
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Jugando con fuego
Roman d'amourEl veneno cada vez empeoraba y ella solo quería vivir, por su padre. Escapaba más lejos cada vez para que no pudiera atraparla, pero se preparaba para cuando la atrapara. Al irse a vivir a Rusia nunca pensó en conocer a gente nueva o hacerse amigos...