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Nunca digas nunca
...

Minjeong.

Salí de la empresa junto con Ningning, Soobin y Seungmin. Nos dirigimos hacia la mansión de aquel anciano cuyo nombre aún no fue revelado.

Llegamos y él enseguida sonrió al vernos.

— Hola a todos — saludó amablemente. Todos hicimos una reverencia ante él —. Adelante, pasen.

— Es una casa muy hermosa — halagó Soobin.

Mientras que ellos iban a recorrer toda la casa para sacar medidas de cada parte, le enseñe el plano a aquel anciano. Sonrió satisfecho mientras lo detallaba lentamente.

— Es justo lo que buscaba — sonrió. Festejé en silencio mientras mi sonrisa iba aumentando —. ¿Cuál sería el precio de todo esto?

— El precio es algo elevado, señor — murmuré. Él negó con una sonrisa en su rostro.

— Compré esta mansión a 54 millones de dólares, dime cuánto cuesta repararla — rió.

Busqué entre unos papeles el contrato de la casa y él lo leyó lentamente. Sonrió y firmó.

— Dos millones y medio me parece un buen precio — sonrió —. ¿Que sucederá con este contrato?

— Nos dará acceso a trabajar en la casa cuando queramos y cómo queramos, claramente vendré a supervisar todo dos días a la semana. Usted es oficialmente cliente de la empresa AK — Respondí. Él sonrió ampliamente mientras me tendía la mano, la cuál acepte gustosamente.

Antes de que alguno pueda hablar, un BMW se estacionó frente la mansión.

— Ella es mi nieta, vino a verme.

— ¿Su.. nieta?

Jimin.

Estaba conduciendo por las calles de Seúl para ir a visitar a mi abuelo. Me generaba cierta inseguridad que le haya pedido a otro arquitecto que renueve su mansión, pero hablaría con él más tarde.

Cuando logré ver la mansión a lo lejos comencé a desacelerar lentamente hasta que por fin estacioné frente a aquella mansión.

Bajé de mi auto y pude ver la sonrisa de mi abuelo hasta que mí mirada se fijó en la espalda de aquella mujer.

Caminé hacia ellos y cuando la mujer se dió vuelta casi caigo al suelo.

— ¿Otra vez tú? — pregunté. Ella sonrió nerviosamente.

Mi abuelo me miró con su mirada retadora y crucé mis brazos. Minjeong sonrió burlonamente.

— Jimin, calma — rió mi abuelo —. Ella es Kim Minjeong.

— Ya se quién es — Interrumpí ahora viéndola a los ojos —. ¿No te quedó en claro la parte de no volvernos a ver?

Ella iba a hablar hasta que mi abuelo la interrumpió.

— Le pedí que renueve la mansión, no es nada personal — dijo. Abrí los ojos de par en par —. Es una buena arquitecta y me gustaría ver su trabajo.

— ¿De todos los arquitectos le pediste justamente a Kim Minjeong?

Minjeong rodó los ojos al escuchar su nombre.

— Pienso a creer que estás obsesionada con mi nombre — bromeó. Arqueé una ceja —. Para empezar, ni siquiera sabía que él es tu abuelo.

Miré a mi abuelo, el cual alzó los hombros con diversión.

Solo una noche - Winrina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora