Capítulo 6

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¿Qué se pone uno cuando va a rechazar una propuesta matrimonial? 

El miércoles por la noche Susannah examinó su armario.

 ¿Por qué había accedido a aquel encuentro?

 Sabía porqué. Era imposible mirar a los ojos a Lucas, a aquellos ojos tan azules y suplicantes, y negarle algo que no le iba a costar nada.

Sería violento cuando le preguntara por qué no quería casarse con él. Y seguro que él lo preguntaría. Entonces tendría que explicarle lo doloroso que sería casarse con un hombre que no tenía en absoluto ningún interés por ella.

 Y explicárselo sería violento, porque estaba descubriendo un interés creciente hacia él.Lucas ni siquiera tenía en cuenta a las tres rubias con las que lo había obligado a comer, porque esas tres rubias podían tentarlo y sacarlo de su estado de luto y amargura.

 Después de todo, lo admitiera o no, las tres se parecían mucho a Beth. No como ella.Y, tal y como había dicho innumerables veces, él no tenía nada que ofrecer a una mujer.

 No, desde la muerte de Beth.

Susannah suspiró y sacó del armario una falda y una camisa a juego, y un cinturón plateado que marcara su cintura.

 Se dejó el cabello suelto por primera vez en mucho tiempo, recogiéndoselo hacia atrás con horquillas y rizándose la melena.

 Quizá sintiera un deseo inconsciente de mostrarse más bella, más mujer, frente a una propuesta tan formal y fría como la de Lucas.

 Sí, era humana.

Se maquilló, cosa también poco habitual en ella, y tomó el bolso y las llaves. Tenía que recoger a Abby de camino al rancho de Lucas.Tras considerarlo detenidamente, había insistido en que su amiga estuviera presente, y Lucas había estado de acuerdo.

—¿Estás segura de que quieres que vaya yo también? —preguntó Abby nada más subir al coche.

—Sí, Abby —contestó Susannah con calma, mientras se moría de los nervios por dentro.

Necesitaba a alguien neutral, alguien que no sintiera atracción sexual por Lucas y no se dejara llevar por los sentimientos. Alguien cuya presencia evitara que Lucas la tocara, porque ese contacto, apesar de ser simplemente amistoso, la volvía loca.

Abby y Susannah no hablaron más durante el trayecto. 

 El rancho de Lucas estaba a dos o tres de kilómetros, a las afueras de la ciudad. Susannah aparcó junto a un Cadillac.

—¿Es ese el coche de Lucas?

—No, es el de Henry Grable —respondió Abby—. ¿Es que no sabías que él también estaba invitado?

—No, pero supongo que es lógico. Después de todo, fue él quien comenzó todo este... no sé ni cómo llamarlo.

—Tú sabes que yo te apoyo, Susannah, decidas lo que decidas.Pero espero que tomes en consideración la propuesta de Lucas. Él tiene mucho que ofrecer a una mujer. 

Susannah se mordió el labio inferior.

 Quizá hubiera cometido un error invitando a Abby. Parecía como si su amiga estuviera de parte de Lucas.

—Él no puede ofrecerme lo que yo quiero —respondió Susannah.

Era una estúpida soñando con un matrimonio real.

 Ella no podía hacer feliz a Lucas, ni siquiera aunque él la amara. Su única aventura con el sexo contrario había acabado mal, con su novio quejándose de ella por sus dificultades y su frigidez. Y con un supuesto permiso implícito para hacer lo que él quisiera con su mejor amiga.

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⏰ Última actualización: Mar 12 ⏰

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Lo llaman amor  - Jude ChristenberryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora