➡ Capítulo 18: Separadas

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Dos meses después Rebecca seguía a mi lado. Comenzaba a pensar que la necesidad de viajar no volvería a llamarla, así que le permití a mi corazón acostumbrarse a su presencia.

De repente dormíamos juntas todos los días, hacíamos las compras como un par de felices esposas, veíamos películas en el sofá los miércoles y nos abrazábamos durante mis horas de escritura hasta que yo terminaba con mis diez páginas. En resumen, ella se había convertido en una parte indispensable de mi vida.

— ¿Puedes dejar de mirarla y prestar atención a lo que te digo, Freen? — Era Nam, quien hablaba conmigo durante nuestro descanso. Rebecca estaba charlando con un par de piedrecillas en el suelo de la cafetería y me había pedido no molestarlas porque aquello de lo que hablaban era privado.

Aun así, Rebecca habló bastante alto en una oportunidad y la escuché. Les estaba contando lo mucho que me amaba.

— Ha tocado su cabello cuatro veces en menos de treinta segundos, Nam ¿Crees que deba preocuparme?

Ella se rio de mí.

— Todas las chicas se tocan el cabello, Freen.

— Pero no con tanta frecuencia. Tal vez yo debería...

— Freen, está hablando sobre ti con esas piedrecillas. Te aseguro que está bastante nerviosa y por eso lo hace — Intentó tranquilizarme antes de tomar un gran sorbo de su bebida — Ella me ha dicho que las rocas son algo anticuadas, así que no me extrañaría que tu novia estuviera recibiendo un conservador discurso ahora mismo.

— Pero...

— Una sola palabra más de novia enamorada y juro que golpearé la mesa tan rápido que no podrás contar.

Y como no llevar el control de las cosas me aterraba, dejé de mirar a Rebecca aunque algo en mi cabeza me decía que era una necesidad seguir haciéndolo.

— Hoy vas a acompañarme al centro comercial, Freen. Últimamente no salimos mucho — No sabía si me lo exigía o me lo pedía, pero yo sabía que terminaría acompañándola. Se acercó a mi poco después y me sonrió —. Además, conozco una tienda con un tipo de ropa que a Rebecca le encantará verte usar. Y sabes a lo que me refiero.

Se alejó con un guiño, y en mi mente repetí tres veces su frase antes de darme cuenta exactamente de lo que estaba hablando.

— Está bien. Solo debo hablar con Rebecca y preguntarle si tiene algo de tiempo para...

Pero mi oración fue interrumpida por su risa.

— Rebecca es tu novia, no parte de tu cuerpo. Cuando hablo de salir me refiero a ti y a mi... Además, estoy segura de que a ambas les vendría bien alejarse un poco de sus locuras. Creo haberte visto hablando con las aves hace unos días.

— En mi defensa, las aves son bastante amables.

Mi amiga se rio de mi broma.

A pesar de que mi corazón suplicaba no alejarse de Rebecca, sabía que Nam tenía razón. Si seguíamos así terminaríamos cansándonos de la presencia de la otra, lo cual haría que todo nuestro sufrimiento se volviera inútil.

Mi corazón debía aprender a hacer cálculos, y darse cuenta de que nosotras éramos dos.

— Supongo que nos veremos al salir.

Le dije que si doce veces, y ella pareció ser feliz con eso.

Cuando le conté a Rebecca sobre mis planes con Nam esperaba que se enojara conmigo y me pidiera quedarme a su lado, pero no hizo nada más que sonreír mientras decía que Irin sería una gran compañía.

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