Cómo prepararse para el matrimonio (3)

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“Ahora, ¿puedes confiar en que soy un intrigante fiable?”.

Para convencer al adversario, había que hacer una oferta provechosa, ya fuera emocional o material.

Ahora, Cayena tenía que persuadir a Raphael ofreciéndole un beneficio emocional.

“Dices que necesitas mi confianza. ¿Es porque lo que pase después es algo que Su Alteza necesita?”.

“Como era de esperar, eres inteligente”.

No estaba tan estupefacto como la última vez porque ya había recibido un cumplido ridículo.

“Y estas palabras también son, sin duda, una prueba de si Su Majestad puede confiar en mí”.

“Te aseguro que no te haré daño, Sir Kendrey. Si sufres algún daño a causa de mi petición, se lo compensaré”.

La palabra de una princesa heredera era una excelente garantía.

Pero Raphael no comprendía el objetivo último de Cayena.

Si se trataba de impedir que Rezef se convirtiera en emperador, su método no tenía sentido. Además, era ineficaz.

Era mucho mejor no involucrar a la familia Kendrey, que tenía una mala relación con la familia imperial, sino conseguir la ayuda de otras familias influyentes.

Pero Cayena lo eligió a él.

Entonces, ¿es posible que esto no estuviera relacionado con la sucesión del trono?

¿Por qué la princesa iba tan lejos?

Cuando Raphael miró la sonrisa fácil de Cayena, no parecía que ella fuera a decírselo.

“Oh, pero lo decía en serio cuando dije que te llevarías bien con Olivia Grace”.

Otra cosa extraña era que Cayena parecía animarle a relacionarse con Olivia.

Además, sonaba bastante sincera.

“Según lo que dices, mis conversaciones matrimoniales se cancelarán pronto. ¿No significa eso que no tendré que quedarme con nadie?”.

Lo que decía era cierto.

Si Cayena no supiera que él y Olivia estaban relacionados, le habría dicho que hiciera lo que quisiera.

“No pretendo imponerte nada. Pero si tu madre intenta coaccionarte, te recomiendo que conozcas a la señorita Olivia Grace”.

“Creía que Su Alteza odiaba a la señorita Olivia Grace”.

Dijo Raphael.

Cayena lo admitió mansamente. Era porque era cierto.

NOVELA: La villana es una marionetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora