Sobre el papel de la villana(3)

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"¡Llame a un médico!".

Vera vertió el agua fría en el brazo de Cayena.

Cayena hizo una mueca de dolor. Afortunadamente, la quemadura no fue grave porque el pastel solo la tocó brevemente antes de caer.

Lydia se postró en el suelo y le suplicó perdón a Cayena.

"¡He cometido un crimen digno de muerte! ¡Por favor, perdóname, Su Alteza!".

Era un delito poner la más mínima cicatriz en el cuerpo de uno de la familia imperial.

Pero para quemar a la única princesa de la familia imperial, una disculpa no sería suficiente incluso si Lydia fuera azotada de inmediato.

"¡Lydia! ¡Te has vuelto loca!".

"Suficiente".

Cayena detuvo a Vera.

"Innecesariamente los sorprendí mucho a todos. Fue mi culpa por no explicar que el pastel debe enfriarse primero, así que no hay necesidad de hacer esto".

¿Cómo podría ser culpa de Cayena? Fue ridículo.

Entonces, el médico entró corriendo, jadeando.

"¡El doctor ha llegado, Su Alteza!".

Cayena mostró su brazo rojo al doctor. Fue un poco doloroso, pero por lo demás en buenas condiciones.

"Debería estar bien si solo aplica ungüento durante unos días".

Todos estaban interiormente aliviados por esas palabras.

"Me alegro de que solo sea una quemadura leve".

Puede que no haya sido una gran quemadura, pero este incidente no fue algo para tomarse a la ligera.

Sin embargo, Cayena amablemente consoló a Lydia.

"Debes de haberte sorprendido mucho, Lydia".

"Yo, yo no lo merezco...".

"Todo está bien. Todavía eres joven, por lo que, por supuesto, a veces puedes cometer errores".

'Lydia tiene la misma edad que Su Alteza'.

A Vera le dolía la cabeza, como si palpitara ligeramente.

"Como ya lo hemos preparado, al menos puedo dividir el pastel restante por la mitad y enviárselo a Rezef".

Cayena vio que el pastel restante se había enfriado y ordenó que lo prepararan con otros refrigerios.

Los sirvientes de la cocina quedaron profundamente conmovidos por su calma y magnanimidad.

"Esto es para ti, como prometí".

El jefe de cocina recibió la tajada con ambas manos, admirando la actitud tolerante de Cayena durante la locura.

"Gracias, Su Alteza".

Cayena también les dijo a las damas de honor.

"Todos deben haber estado muy sorprendidos, así que lleven a Lydia con ustedes y descansen".

"...Si su Alteza."

Vera manejó el resto de la situación y llevó a Cayena a su dormitorio.

"Lydia no se arrepentirá de sus acciones, Su Alteza".

Vera había sido paciente con el mal manejo de las damas de la corte, pero hoy no podía soportarlo.

"¿Por qué eres tan generosa con ella?".

Preguntó Vera. Suspiró mientras miraba el brazo de Cayena, envuelto en una gasa.

Cayena sonrió suavemente ante las palabras preocupadas de Vera y tomó su mano.

NOVELA: La villana es una marionetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora