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─¡Nagi!─Lo llamó, mientras corría en dirección a él─ ¡Nagi, tengo algo que decirte! ─Explicó con la voz agitada, mientras lo miraba con algo de timdiez─.
─ ¿Qué es? ─Pregunta el mencionado, con confusión, mientras guardaba la carta, su sonrisa dejo de estar en sus labios, aunque el sonrojo causado por las palabras en la carta, no desapareció por completo─.
─La chica jugó con sus dedos, mientras miraba hacia abajo y sus mejillas se teñian de rojo literalmente─ E-eh, b-bueno... Verás.. ─Tragó saliva, mientras evitaba su mirada y se mordía el labio inferior con recelo.
─ Uta, dilo rápido. Estoy esperando algo... ─Murmuró lo último, mientras sus mejillas se ponían un poco más rojas al pensar en aquella chica...─
─Uta levanto su cabeza, mirandolo con incredulidad, tragó saliva y reunió la valentía, junto a la seguridad que tenía al comienzo─ ¡E-es exactamente eso lo que quería d-decir! ─Tartamudeo mientras apretaba sus puños, calavando sus uñas en sus palmas─.
─Nagi la miro con más confusión, su cerebro está intentando procesar todo─ ¿Y qué es aquello que tanto me quieres decir? Espera... Creo que ya sé... ─Un suspiro salió de sus labios, mientras miraba a la chica, sus mejillas se ruborizaban de rojo aún más─.
─ Y-yo... M-me... ─Uta respiro profundo y lo miro con firmeza─ T-tú m-me... ¡M-me gustas! ¡Me gustas, Nagi! ¡Me gustas más que cualquier otra chica! ─Sus mejillas se ruborizaron, mientras un peso más desaparecía de su hombro─ Me gustas, Nagi ─.
El rostro de Nagi se palideció, mientras procesaba las palabras de la más baja, sus ojos la miraban con total sorpresa.
─ T-tu gustas m-mío? E-eras tú aquella chica de las c-cartas? ─Las mejillas de Nagi se pusieron rojas de inmediato. Su cerebro proceso aquello, su despistes hizo que jamás se diera cuenta de quién era, incluso en las cartas había pistas, pero parece que jamás presto atención─ Oh... ─.
Uta miro a otro lado, mientras bajaba su mirada y jugaba con sus dedos, su timidez y miedo estaban llegando otra vez, tenía miedo de que la rechacé, miedo de que aquellas cartas no valieron nada y todo fue en vano.
─ Y-yo comprenderé que no sientes lo mismo que yo y-y... Está bien, no todos sentimos l-lo mismo que otros... G-gracias por n-no tirar l-las cartas y l-lamento mucho que-─Sus palabras fueron interrumpidas por unos brazos rodeando su torso, en un abrazo cálido. Su rostro se puso de inmediato rojo, mientras correspondía con temblor el abrazo─ ¿N-nagi? ─Murmuró─.
─ Me gustas también, Uta. Tus cartas son maravillosas, incluso su caligrafía y los dibujos, simplemente perfectos... Como tú ─El albino se separó del abrazo y tomo ambas manos de ella, mientras la miraba, una pequeñita sonrisa adornaba sus rosados labios, acompañados por un brillo en sus ojos─.
