Yo Y Mi Radar Estropeado

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—¿Sabes la cantidad de fotógrafos profesionales, aficionados e incluso ilusos que creen serlo, que puede haber en Sevilla? —pregunta ilusionado Gabi sin disimular su sonrisa, está visto que no confía en que encontremos al moreno

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—¿Sabes la cantidad de fotógrafos profesionales, aficionados e incluso ilusos que creen serlo, que puede haber en Sevilla? —pregunta ilusionado Gabi sin disimular su sonrisa, está visto que no confía en que encontremos al moreno.

     Ya se ve con la moto de Álvaro entre las piernas, ha sido ir pensando en el número de fotógrafos que eso supone y sonreír como un crío.

    —¡Y eso contando que el tipo en cuestión no estuviera de paso, tomando un puñetero café, por la cuarta ciudad más poblada de España! —Uy, eso disminuye mis posibilidades. Luján está siendo muy pesimista, de nuevo parece que no quiere ayudarme. 

    —Podemos buscarlo por las redes y que los CC nos ayuden con sus seguidores —propone René, que estaba muy callado hasta ahora.

    Los gemelos baten su cabeza en plan negativo.

    —No sabemos ni que tenga redes sociales —contestan los gemelos.

     —¿Quién no tiene redes, a estas alturas del siglo XXI? —pregunta el más ligón de mis hermanos, a cuya mujer conoció precisamente así, dándole likes a sus fotos en bikini.

    Todos me miran a mí para no contestar la pregunta de Gabi.

    —Si no tengo tiempo ni de tomar un café con nadie, ¿cómo voy a estar pegada a un móvil para hablar gilipolleces? —me defiendo de ellos porque yo no tengo perfil abierto en ninguna aplicación. 

    —Es fotógrafo, y si el tío no explota el filón de las redes con tanto loquito suelto que hay de postureo, es que es otro inútil al que no debemos buscar. —Luján se empeña en no prestarme ayuda.

     —Lu, por favor. No me gustaba un hombre desde el inútil original, créeme, algo tiene ese hombre que quiero seguir descubriendo.

     El suspiro de resignación de mi hermano me anima, sé que se unirá al resto, le falta un segundo.

     —Vale, veamos. —Luján se ha levantado para tomar el mando, René se lo cede, creo que es más bien para ver cómo mete la pata—. El informático que maneja eso de la IA —dice mirando la pantalla de la tele donde Nico presta atención—. Harás un boceto con la descripción que te dé Alex, los CC la pondrán en sus redes, y Gabi en la suya, quizás ese tío sea algún amigo, compañero de curro…. o nieto de alguna de sus seguidoras —dice riendo cuando el resto se descojona de risa. Excepto el aludido de cuarenta años. 

     —Gilipollas, todavía no cumplo cuarenta. —Y le tira un cojín a la cara a Luján. Golpeo otra vez a Gabi para que pare, parece que nuestro hermano está dispuesto a ayudarme y se ve acertado con la idea, que no lo estropee ahora.

     —¿Quién coño no apagó el teléfono para la reunión?

     René explota por una nimiedad cuando todos miran en mi dirección. 

CAFÉ A CIEGAS, con doble de azúcar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora