Habían pasado varios días sin saber absolutamente nada de los Agreste, Nathalie prefirio mantener la distancia después de su gran pelea con el mayor y su relajada conversación con el menor. Pensó que seria lo mejor, se introdujo tanto en su vida y ahora debía salir tan pronto como había entrado.
Se encontraba completamente sola en su habitación de hotel, dónde últimamente pasaba su tiempo; el salir era una idea bastante incomoda para ella y ese miedo que siempre la persiguió de encontrarse con Gabriel la asechaba con mucha más pesadez.
Por suerte los asuntos legales eran lo único que parecía ir bien en su vida, maldice que los procesos sean tan lentos y exhaustos pero con el reciente tiempo libre del que disponía, hizo lo que pudo para adelantar los procesos, querían irse lo más rápido que pudiera de la ciudad.
En un instante, un sonido seco y distintivo, como un único golpe suena, proveniente de la puerta; cnfundida, Nathalie se aproximó a la puerta con cautela, su mente luchaba por comprender si realmente había escuchado un golpe o era su extraño delirio de persecución.
Ella tiene demasiado entrenamiento, por lo que sus ojos bajan lentamente por la puerta, la sombra debajo es un indicio sutil pero tangible, sobre la presencia de alguien al otro lado.
Ella extendió su mano hacia la perilla, sin embargo como si una fuerza invisible detuviera sus movimientos, su mano quedó suspendida en el aire, indecisa entre el impulso de abrir la puerta y la cautela que la retenía; sus ojos, , se fijaron en la superficie de la puerta como si pudieran traspasarla y revelar quien se encontraba del otro lado, o quien creía que estaba ahí.
Soltando un suspiro que apenas se escapó de sus labios, Nathalie venció la resistencia interna y giró la perilla, abriendo la puerta con precaución. Ante ella se erguía Gabriel y sus ojos se encontraron en un instante de reconocimiento mutuo, aunque la expresión del hombre era más seria de lo que ella había presenciado.
Una sombra oscura parecía envolver al hombre, una solemnidad que contrastaba con la familiaridad del entorno, su mirada, ahora parecía distante, como si estuviera contemplando algo más allá de la habitación.
-Gabriel, ¿Qué haces aquí?
-Que grata bienvenida –Gabriel cruza el umbral sin esperar una invitación por parte de la mujer–, merezco algunas explicaciones, ¿No lo crees?
La abrupta entrada del hombre en su habitación la deja momentáneamente perpleja, aunque con una calma forzada, cerró la puerta tras de sí y lo siguió con la mirada mientras él inspeccionaba el espacio con una rápida ojeada.
-¿Explicación sobre que?
-Quiero saber la verdad –Cada paso del hombre resonaba en el silencio, marcando su autoridad silenciosa en aquel lugar–. Hable con Adrien.
-¿Amenazaste a tu propio hijo? –Nathalie lo observa con una mezcla de curiosidad y cautela, sintiendo el peso de la intrusión en su santuario privado.
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Los acordes de nuestro ayer ‖Gabenath‖
Fanfiction𝐏𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐚𝐝𝐮𝐥𝐭𝐨𝐬 (+𝟏𝟖) Dos almas que una vez estuvieron entrelazadas caminan ahora por senderos separados, el tiempo y las circunstancias los llevaron por caminos divergentes. Gabriel y Nathalie podrán mirar hacia el futuro y en...