Uno.

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2015

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2015

El sol del atardecer se filtraba a través de las ventanas del taxi mientras Nathalie observaba la ciudad que se desplegaba ante sus ojos, mostrándole destellos de recuerdos lejanos.

La ciudad se veía diferente ahora, los edificios habían crecido, las calles estaban más concurridas y nuevos comercios habían surgido por doquier; se sentía abrumada por la cantidad de cambios que había experimentado pero había algo reconfortante en la familiaridad de los lugares.

Finalmente el taxi se detuvo frente a un elegante hotel en el corazón de la ciudad; el chofer le ayuda a sacar sus pertenencias del maletero, mientras lo hacía un miembro del personal del hotel se acercó rápidamente asistirla. Tomaron sus maletas dándole la bienvenida y guiándola a la recepción, no sin antes pagarle al conductor.

El vestíbulo del hotel era elegante y acogedor con una decoración moderna y cálida, el rojo albergaba en su totalidad. La recepcionista le sonrió amablemente mientras se acercaba al mostrador.

-Bienvenida al Hotel Gran París, ¿En qué podemos ayudarla? –Pregunta con voz amistosa y suave.

-Quisiera una habitación, nada ostentoso, estaré aquí por tiempo indefinido. –Pide de manera simple y directa.

La recepcionista consulta el sistema y asiente –Tenemos una habitación, será en el segundo piso, ¿A nombre de quién sería?

-¿Nathalie? –Era una voz demasiado gruesa y chillona para ser de ella, gira y sus ojos se iluminaron al reconocer a un viejo amigo–, no puedo creer que seas tú.

-Anaximandre cuanto tiempo –Saluda–, no esperaba encontrarte aquí.

-Es André ahora –Corrige amistosamente–, y además de ser el alcalde de París también soy dueño de este hotel.

-Has estado muy ocupado –Murmura–, me recomendaron mucho este hotel, tienes un gran negocio.

-Un poco –Ríe tímidamente–, ¿Te alojaras aquí? –Da un vistazo a su equipaje–, que tonterías pregunto, ¿Por qué mas estarías en un hotel? Señorita –Se dirige a la recepcionista–, dele una de nuestras mejores habitaciones, con vista y que sea invitada de la casa.

-No es necesario, preferiría algo de bajo perfil durante mi estadía. –Intercede apenada.

-No te he visto o hablado en años, fuimos amigos cuando los tiempos eran difíciles y ahora, ¿Por qué no aceptas esto? Por los viejos tiempos. –Ofrece en una pequeña suplica.

-No quisiera abusar de… -Nathalie seguiría insistiendo pero un grito agudo y estridente los interrumpe.

-¡Anthony! –Interrumpe la voz alta y chillante de una mujer–, Jean Luis no tiene listo el servicio, ¿Cómo se supone que estará listo para la fiesta? ¡Si aún no está listo! 

-Q-Querida no deben tardar los del servicio y te aseguro que todo estará listo para esta noche. –Si pudiera, André estaría hincado ante la elegante y sofisticada mujer.

Los acordes de nuestro ayer  ‖Gabenath‖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora