Hasta que despiertes 2

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Regina

Me levanté de la mesa, sintiendo el peso de la decisión que había tomado la noche anterior. El camino hacia el hospital se me hizo eterno, mi mente se llenaba de preguntas mientras conducía por las solitarias calles de Storybrooke. ¿Qué le diría a Emma cuando la viera? ¿Cómo estaría?¿Podría recuperarse?, Y lo más importante, ¿Por qué lo había hecho?

Al llegar al hospital, estacioné el coche y me quedé unos instantes respirando profundamente, tratando de calmar los nervios que me invadían. Finalmente, decidí que no había vuelta atrás. Entré en el edificio con paso firme, determinada a enfrentar mis miedos y confrontar a la mujer que había arriesgado su vida por mí.

Subí las escaleras hasta llegar a la habitación de Emma. Antes de entrar, me detuve un momento, observando a través del cristal la figura tranquila de la rubia dormida en la cama. Un nudo se formó en mi garganta al recordar el momento en que Emma se interpuso entre mí y el peligro, sacrificándose sin dudarlo.

Finalmente, entré en la habitación. Me acerqué a la cama y tomé la mano de Emma entre las mías, sintiendo el calor reconfortante de su piel. Por un momento, me quedé en silencio, simplemente observando el rostro sereno de la mujer que tenía frente a mí.

—Emma... —murmuré finalmente, mi voz apenas un susurro en la quietud de la habitación—. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te sacrificaste por mí?

No esperaba una respuesta, pero necesitaba expresar las preguntas que me habían atormentado durante días. Me senté en el borde de la cama, sin soltar la mano de Emma, como si temiera que desapareciera si lo hacía.

—Te necesito, Emma —continué, mi voz temblando ligeramente—. No sé cómo enfrentar todo esto sin ti. Eres... más importante de lo que jamás imaginé.

El silencio de la habitación parecía envolver mis palabras, pero sentía como si Emma estuviera escuchándome, aunque estuviera sumida en un sueño profundo.

—Prometo que estaré aquí cuando despiertes —susurré, sintiendo las lágrimas amenazar con desbordarse—. Hasta entonces... hasta que despiertes.

Con esas palabras, me quedé a su lado, aferrándome a la esperanza de que pronto vería sus ojos verdes mirándome una vez más.

Emma

Estaba atrapada en un sueño profundo, donde las imágenes se mezclaban y las voces resonaban distantes. Sentía una sensación de paz y calma, como si estuviera flotando en un mar de tranquilidad. Pero de repente, una voz familiar rompió el silencio, penetrando en mi mente y sacándome de mi letargo.

"Emma... ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te sacrificaste por mí?"

Su voz sonaba clara y llena de emoción en mi cabeza. Luchaba por abrir los ojos, por regresar a la conciencia y enfrentar la realidad. Podía sentir la presión suave de una mano sosteniendo la mía, y el sonido de un corazón latiendo cerca de mí.

Traté de moverme, de responder a las preguntas que me había planteado, pero mi cuerpo se sentía pesado, como si estuviera anclado en un lugar entre el sueño y la vigilia. Quería decirle a Regina que lo había hecho porque la amaba, porque no podía soportar la idea de perderla. Quería decirle que siempre estaría ahí para ella, sin importar qué.

Pero las palabras se negaban a salir de mi boca, y me sentía frustrada por mi propia impotencia. Podía percibir la angustia en la voz de Regina, el miedo y la incertidumbre que la atormentaban. Quería consolarla, quería decirle que todo estaría bien, pero estaba atrapada en mi propio mundo de sueños y sombras.

Entonces, una sensación de determinación se apoderó de mí. Me esforcé por abrir los ojos, por romper las cadenas que me mantenían prisionera en mi propio subconsciente. Con un esfuerzo titánico, finalmente logré parpadear lentamente, dejando que la luz del mundo real filtrara a través de mis párpados cerrados.

Regina estaba ahí, a mi lado, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón en la garganta. Le devolví la mirada, encontrando en sus ojos el amor y la esperanza que tanto necesitaba. Con una sonrisa débil, apreté la mano de Regina con la mía, transmitiéndole todo el amor y la gratitud que sentía en ese momento.

"Hey, Regina", susurré para llamar su atención con voz ronca, luchando contra el peso de la fatiga que aún me envolvía—. Lo hice porque te quiero.

One-shots SwanQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora