Kyabe no es un niño

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Tras finalizar el tan importante torneo de la fuerza entre los 12 universos, Kefla aprendió dos cosas fundamentales. Primero, que existen guerreros con niveles de poder que trascienden cualquier barrera, y para alcanzar dicho nivel no tiene más opción que volverse más fuerte entrenando su cuerpo y mente a diario.

Sin embargo, lo segundo más importante que logró entender y que, no había notado hasta mucho más adelante luego del torneo, era que su compañero y actual amigo de apariencia débil y vulnerable, definitivamente no era el "niño" que ella creía.

Su percepción de él cambió drásticamente después del torneo del poder, supo reconocer la enorme lealtad de este hacia sus compañeros, hasta incluso se sacrificó con tal de darle una oportunidad a Cualifla y Kale de llevar al sexto universo hacia la victoria, lo que llevó a la creación de Kefla.

Desde ese momento, la sayajin se permitió entrar más en confianza con él. Su relación ya no se basaba simplemente en entrenar, el vínculo entre ambos fue creciendo, conversaban, intercambiaban opiniones, gustos, compartían susños y aspiraciones. En pocas palabras, habían formado una fuerte amistad.

No obstante, había algo que le hacia mucho ruido a la chica fusionada. Actualmente podría decir que ve a Kyabe como su amigo y es feliz con ello pero, se pregunta por que en ocasiones siente que esa imagen hacia él escala mucho más allá que una simple amistad. Como por ejemplo, en este mismo instante.

Sus ojos giraron hacia un costado, pretendiendo que estos no habían visto nada, pero rápidamente volvieron a la imagen que tanto intentaba ignorar. Su amigo se había retirado su camiseta azul, dejando al desnudo la parte superior de su cuerpo, esto tal vez no tenga nada de alarmante, pero para desgracia o quiza fortuna de Kefla, el joven tenía un cuerpo digno de un sajayin, el cual era fruto de las arduas batallas que había librado en el pasado.

Quiso hacer la vista gorda, fingir que no lo había notado pero, sus ojos la traicionaron y se clavaron en el chico, y el hecho de que él mojaba su cabeza con el agua de un río para refrescarse no le ayudaba para nada a la embobada Kefla.

— ¿Hm? Kefla-san. ¿Ocurre algo?

Kyabe la notó con la mirada en blanco y pensó que tal vez algo le pasaba, la chica de inmediato giró su rostro con vapor saliendo de toda su cabeza hacia cualquier otra parte que no fuera su amigo.

— ¡N-nada! ¡Estoy perfecta!

Sudaba mucho, su cuerpo estaba intranquilo, sentía que su rostro explotaba por el calor, todo eso por solo mirar semi desnudo a su compañero.

— Oh, ya veo. Lo siento, me alegro que no sea nada.

Le dedicó una cálida sonrisa, lo cual terminó por sepultar la poca cordura de Kefla. La misma apretaba con fuerza sus mejillas intentando reacomodar sus pensamientos.

¡¿Qué demonios me está pasando?!

La voz en su cabeza buscaba desesperadamente la respuesta a su fuerte inquietud, su estado de ánimo actual debía tener un motivo, algo le estaba provocando dichas emociones pero...¿Qué?

Solo bastó con volver a poner sus ojos sobre Kyabe una vez más. Ver su cuerpo nuevamente, y mirar su adorable rostro sonriente con la luz del atardecer iluminandolo, le hizo percatarse a Kefla de la nueva perspectiva que ahora tiene sobre su amigo. Siempre se refieren a él como alguien demasiado joven para ser un guerrero, hasta incluso que en ocasiones él debería dejar que gente mayor se encargue, cosa que suele crearle molestia al sayajin puesto que no es de su agrado el ser tan subestimado. Incluso, la misma Kefla llegó a pensar de esa forma cuando apenas lo conoció, pero tras verlo en acción en el torneo y saber más de él a profundidad, finalmente entendió por que su cuerpo está reaccionando así al mirar al sajayin.

Oh, Kyabe definitivamente no es un niño

Kyabe & Kefla || One-shotes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora