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POV VICTORIA
Mientras caminaba por los pasillos del casino después del inesperado encuentro con Samantha, sentía una mezcla de emociones revoloteando dentro de mí. Por un lado, estaba la furia y la frustración por descubrir que había sido infiltrada por una policía. Pero, por otro lado, había una chispa de emoción y deseo que se hubiera despertado en mí por ella. Por Samantha.
No podía negar la atracción que sentía hacia ella, a pesar de estar en lados opuestos de la ley. Era peligroso, prohibido, pero también excitante.
Mientras me adentraba en mi oficina, mi mente seguía dándole vueltas al beso apasionado que compartimos.
¿Qué significaba eso para nosotros? ¿Cómo podríamos reconciliar nuestras diferencias cuando estábamos destinadas a ser enemigas?
Me senté en mi escritorio, tratando de mantener la compostura. No podía permitir que mis emociones me distrajeran de mi objetivo principal. Proteger mi organización a toda costa.
Tomé el teléfono y llamé a uno de mis hombres de confianza.
- Quiero que redoblen la seguridad en el casino - ordené con voz firme. - Cualquier cosa extraña que notes, quiero saberlo.
Después de colgar el teléfono, me quedé mirando fijamente el escritorio, perdida en mis pensamientos.
Sabía que había algo especial en Samantha, algo que me atraía de una manera que no podía explicar. Pero también sabía que no podía permitir que eso afectara mi juicio o mis acciones.
Era más fácil culpar al orgullo que enfrentar la verdad: que estaba perdidamente atraída de una mujer que debería ser mi enemiga.
Con un suspiro, me levanté de mi escritorio y salí de mi oficina, decidida a mantener mis sentimientos ocultos bajo una capa de fría indiferencia. No importaba cuánto deseara a Samantha, no podía permitirme ser vulnerable.
El juego entre nosotros estaba lejos de terminar, y aunque mi corazón latía con fuerza cada vez que pensaba en ella, sabía que tenía que mantener mi distancia si quería proteger lo que más valoraba: mi posición y mi poder.
Con paso firme, me dirigí hacia el casino, preparada para enfrentar cualquier desafío que se presentara en mi camino. Pero en el fondo de mi corazón, sabía que nada sería tan difícil como luchar contra los sentimientos que amenazaban con consumirme por completo.
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POV SAMY
No sé cuánto tiempo llevo encerrada en esta habitación, me duelen las rodillas y las muñecas y lo peor es que no he podido soltarlas ni un poco ¿por qué no hay una clase de como liberarme de las ataduras de las mafiosas sexys?
En primer lugar, no sé ni cómo fue que me descubrió. Maldita sea. Espero que el rastreador si sirva.
Escuché pasos acercándose a la puerta y automáticamente me puse a la defensiva, aunque estaba muy cansada, pero no me puedo rendir, no todavía.
