I

353 31 15
                                    

Ever since the start I saw the end
Cause' I know you so well

El tercer giro le hizo sentir su almuerzo en la garganta, una galleta y un jugo. Probablemente sería un buen momento para reconocer que aún era humano y que no estaba hecho de cables y metal, muy a pesar del director de la obra.

Quien sudaba como un perro.

El pobre hombre estaba básicamente luchando para no desmayarse con tantos sicarios detrás de el, vigilándole como tigres a un conejito.

Tarzo, el coreógrafo asiático que nadie sabia de donde había sacado Fantino, estaba parado justo al medio de todos los bailarines en formación. El mismo estaba dirigiendo la rutina, parecía que la barrera del lenguaje era demasiado grande y por eso la falta de coordinación seguía siendo tan dificil de superar.

Pero en el siguiente giro, Alina, una de las chicas más jóvenes se vino abajo tan rapido que nadie lo vio venir. Al ver a la bailarina en el suelo de madera de aquel viejo y roñoso escenario los gorilas de Fantino suspiraron mientras tiraban sus cabezas hacia atrás.

Incluso ellos sabían que esto era una locura.

De pronto el gigante al mando, Fabio, hizo un gesto con la mano que hizo que tres de los asesinos a sueldo se pusieran de pie. Se echaron al asiático a los hombros, que no podía hacer nada mas que llorar y rogar en un idioma que nadie lograba reconocer, para el final del día estaría en alguna fosa común.

Matías suspiró, llevándose una mano a su estómago intentando disfrazar la ansiedad que le envolvía con cansancio por la rutina tan complicada que acababa de ejecutar. Aún se escuchaban los gritos del hombre a través del teatro. Hizo su rostro hacia un lado al escuchar los disparos en serie que silenciaron el lugar entero.

Luchó con todas sus fuerzas para tranquilizarse, no necesitaba tener a los gorilas de Fantino encima suyo.

"Parece que si técnica no era la apropiada" habló Fabio desde las butacas, tenía una pierna sobre la otra, y el reflector le iluminaba perfectamente. Estaba sudoroso y sus ropas se veían sucias, pero no era como que Matias alguna vez le haya visto vestido de forma decente, no cuando sabía cuales eran exactamente las tareas del hombre, y los sucias que podían volverse. "Hablaré con Fantino para que consigamos a alguien más... apropiado"

Matías no estaba seguro que existiera tal persona.

"Como sea, pueden tomarse un descanso mientras resuelvo esto. Francisco, ven conmigo" De reojo observo como el muchacho hacía de tripas corazón, y se bajaba del escenario para seguir a Fabio detrás de los vestidores.

Rápidamente Matías se deshizo de la indumentaria tan horrorosa que debía utilizar en los ensayos, una combinación de El fantasma de la Ópera, y ¿La bella y la bestia?

O como Fantino prefería llamarle: Emoción Extravaganza.

Vaya mierda.

La idea, porque venía de semejante imbecil no podría ser mejor que lo que tenían. A Matías le hacía gracia que aún a los Drug Lords, con sus manos llenas de sangre, crímenes aterrorizantes y fieles amantes del horror y violencia, se les daba por jugar a ser distinguidos hombres de sociedad a través del teatro y la ópera.

Por más cutre que fueran las instituciones como tal.

Matias amaba el teatro, o al menos creía hacerlo. De cierta forma la certeza de sus sentimientos hacia el teatro había ido en una constante montaña rusa desde que había cumplido los 16, sobretodo porque esa había sido la edad en la que se dio cuenta que en su mente existían múltiples versiones de si mismo. Aún cuando las dos que habían prevalecido desde su descubrimiento habían sido justamente las que eran versiones completamente opuestas una de la otra.

Little Dark Age | matienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora