El color de sus ojos son tan hipnotizante pero tan peligrosa como un Avada Kedavra
Un legado
varios muertos
una sola victoria
No hay lugar para el amor cuando se obtiene el máximo poder absoluto
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Electra
El oscuro escenario parecía envolverme por completo, y el olor a hierro impregnaba el aire mientras avanzaba con pies descalzos. De repente, una voz resonó a mi lado, la voz de Regulus, con ojeras visibles que denotaban cansancio y desesperación.
— Las almas solitarias suelen ser olvidadas rápidamente — sus palabras flotaban en el aire, cargadas de un peso que no podía comprender. Mis pies se hundían en un líquido espeso y rojo que cubría el suelo, inundando mis sentidos con una sensación de inquietud.
— ¿Eso es lo que pasó contigo? — pregunté, intentando comprender el extraño escenario que se desarrollaba ante mis ojos. Pero antes de que pudiera obtener una respuesta, el entorno cambió abruptamente.
Nos encontrábamos ahora cerca del lago, y Regulus estaba frente a mí, empapado y con la ropa desgarrada, como si hubiera estado en una feroz lucha. Su piel pálida resplandecía en la oscuridad, y sus ojos mostraban una angustia que me estremecía hasta lo más profundo.
— ¡No debía terminar así! — gritó, agarrándome con fuerza por los hombros. Sentí el frío de sus manos húmedas sobre mi piel, y me di cuenta de que esto no podía ser real, debía ser un sueño, ¿verdad?
A pesar de estar empapado, pude distinguir las lágrimas que rodaban por sus mejillas y el olor a desesperación que emanaba de él. Una neblina comenzó a envolvernos, y el cielo oscuro rugió con furia, como si el mismo universo estuviera llorando con nosotros.
— Le dije que parara, que no era normal — murmuró, su voz temblorosa y cargada de dolor. Su camisa empapada empezó a mancharse de sangre, formando un sendero oscuro que parecía conducir de su pecho hasta su sexo , el cuál en cuanto llegó hasta su miembro se enasancho mucho más la sangre.
— ¿Qué pasó?" — pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda mientras contemplaba la escena horrorizada. Regulus temblaba violentamente, luchando por mantenerse en pie, y me vi arrastrada junto a él hacia la oscuridad que nos rodeaba.
Y entonces, todo se desvaneció en la oscuridad, dejándome sumida en un abismo de incertidumbre y miedo.
El sonido del libro golpeando mi pupitre me devolvió bruscamente a la realidad, y levanté la vista para encontrarme con el rostro enfurecido del profesor Snape. Mis manos estaban manchadas de sangre seca, y sentía la humedad en mis hombros. Una sensación de temor y desesperación se apoderó de mí al darme cuenta de lo que estaba sucediendo.
— Que vengas de una gran familia no te da derecho a dormir en mi clase — rugió Snape, atrayendo la atención de todos en el aula. Mi corazón latía con fuerza, y una mezcla de vergüenza y frustración se apoderaba de mí.
