Tom
Electra se quedó quieta, mirándonos fijamente con una expresión desafiante que me hizo hervir la sangre. Su sonrisa de suficiencia era como una afrenta a mi autoridad.
— ¿A qué debo el honor? — dijo con una gracia maliciosa, desafiante como siempre.
Mi paciencia, ya de por sí escasa, se estaba agotando rápidamente.
— ¿Crees que es un juego? — le espeté con voz grave, clavando mis ojos en los suyos con furia contenida.
Sus ojos, de un esmeralda penetrante, me miraban con insolencia. Era como si desafiara mi autoridad con cada parpadeo. Sentí un impulso irrefrenable de hacerla pagar por su descaro.
— No sé de qué hablas — respondió con una frialdad calculada, como si estuviera disfrutando del conflicto.
Theodore, a mi lado, permanecía en silencio, pero su mirada reflejaba una determinación implacable. Sabía que estaba listo para intervenir en cualquier momento si las cosas se salían de control.
Volviendo mi atención a Electra, la vi mantenerse alerta ante cualquier movimiento mío. Parecía estar evaluando cada gesto, cada palabra, en busca de una oportunidad para contraatacar.
Tomé su mentón con firmeza, obligándola a encontrarse con mi mirada. Quería ver el miedo reflejado en sus ojos, quería que supiera quién estaba en control.
— ¿En serio pensaste que podrías meterte en nuestra cama y que no nos daríamos cuenta? — le dije con voz grave, dejando claro que no toleraría su insolencia.
Por un momento, su expresión cambió, mostrando una ligera fisura en su máscara de confianza. Pero en un abrir y cerrar de ojos, recuperó su compostura habitual y su rostro volvió a adoptar una expresión desafiante.
Su mirada se desvió hacia Theodore y luego regresó a mí, como si estuviera evaluando sus opciones. Era evidente que estaba tramando algo, y eso solo aumentaba mi determinación de ponerla en su lugar.
— Te dejaré un pequeño recordatorio de que nadie está por encima de mí — le susurré con voz gélida, sacando la jeringa de mi túnica y sosteniéndola frente a ella como un símbolo de mi poder.
Antes de que pudiera reaccionar, Electra me golpeó en la cara con un movimiento rápido y certero. Sentí el impacto en mi mejilla, pero apenas me moví, dejando que su puño se deslizara hacia el vacío.
Sin perder ni un segundo, la agarré con fuerza del cabello y la empujé contra la pared, pero ella se liberó con una patada dirigida a mis piernas. Casi perdí el equilibrio, pero logré mantenerme firme, con la mirada fija en ella.
En un último intento desesperado, Electra intentó envolver su mano alrededor de mi túnica para ahorcarme hasta que sentí que bajo sintiendo que sacaba algo , pero la rechacé con un empujón brusco, haciéndola caer al suelo con un golpe sordo.
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dangerous legacy || Tom riddle
Teen FictionEl color de sus ojos son tan hipnotizante pero tan peligrosa como un Avada Kedavra Un legado varios muertos una sola victoria No hay lugar para el amor cuando se obtiene el máximo poder absoluto