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Electra

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Electra

Todo a mi alrededor se difuminó en cuanto la droga entró en mi torrente sanguíneo. Al principio, un ardor sutil se extendió desde el punto de la inyección, pero eso fue rápidamente eclipsado por una ola de calor que envolvió todo mi cuerpo, como si me sumergieran en agua tibia. Mis músculos se relajaron de inmediato, perdiendo una tensión que ni siquiera sabía que estaba acumulando. No sé cuánto tiempo habré quedado inconsciente pero en cuando comencé a recobrar conciencia un leve mareo comenzó a asentarse. Al principio era un zumbido sordo, apenas perceptible, pero poco a poco se hizo más insistente. Abrí mis ojos pesadamente tratando de adaptarme.Mi visión se volvió borrosa en los bordes, y una pesada somnolencia me envolvió. Intenté mantenerme consciente, aferrarme a esa sensación de beatitud, pero mis párpados se volvían cada vez más pesados, como si estuvieran hechos de plomo.,Una vez pude abrirlos caí en cuenta de dónde me encontraba

El frío penetrante del sótano de la mansión Riddle se colaba por los huesos, envolviéndome en una oscuridad más profunda que la noche misma. Estaba confinada en una celda, rodeada por paredes de piedra húmeda y un silencio ominoso que me recordaba mi propia vulnerabilidad. Pero no era el frío lo que me hacía temblar, sino la sensación de impotencia y la furia que ardía dentro de mí.

Mis pensamientos giraban en torno al enfrentamiento con Tom, cada golpe, cada palabra, cada mirada llena de desprecio y desafío. Él había logrado inyectarme aquella sustancia otra vez , robándome el control sobre mi propio cuerpo y dejándome a merced de sus oscuros designios. La sensación de debilidad y humillación aún me embargaba, pero también encendía un fuego ardiente dentro de mí, un deseo de recuperar lo que me había sido arrebatado y devolver el golpe con fuerza.

El sonido de unos pasos resonó en el pasillo, rompiendo el silencio sepulcral de la celda. Mi corazón dio un vuelco en mi pecho mientras levantaba la mirada para encontrarme con la figura ominosa de Tom Riddle, su presencia llenando la habitación con una presencia dominante y amenazante.

— Electra — su voz era un susurro cargado de peligro, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que me helaba la sangre en las venas.

Tragué saliva, tratando de mantener mi expresión imperturbable a pesar del miedo que me invadía. Sabía que estaba en una posición vulnerable, pero no iba a permitir que él viera mi debilidad.

— Tom — mi voz era firme, aunque sentía la presión aplastándome desde todos lados.

Él se acercó a la reja de mi celda, su mirada fija en la mía con una intensidad que me hacía retroceder un paso involuntario. La proximidad de su presencia me hacía sentir como si estuviera atrapada en una telaraña oscura y pegajosa, sin escape posible.

— ¿ Te mando por mi , no es asi? — mi voz era un murmullo apenas audible, aunque cargado de desafío.

Una sonrisa fría se formó en sus labios, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y desprecio. Sabía que me tenía donde quería, que estaba a su merced en aquel sórdido lugar.

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⏰ Última actualización: Jun 21 ⏰

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