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-Ese platillo, no importa la edad que tengas siempre cae bien al alma, te reencuentra con tu niña interior y es suave y deliciosos como nuestro amor-.
Nugget al principio fue tremendo pero poco a poco con paciencia lo educamos, y se convirtió en una extensión de nuestro amor, acompañaba diario a Juliana a Estío, incluso era la imagen del restaurante en varias ocasiones, por la tarde y después de almuerzo en la cocina de mi mujer, Nugget venia conmigo al casino y me acompañaba a dar los recorridos del final de mi jornada mientras Juls descansaba y hacia sus reuniones para el día siguiente. Teníamos una rutina establecida después de mi ultimo recorrido subía al pethouse y ahí nos encontrábamos los 3, resolvíamos cualquier eventualidad pero de manera mas ligera y nos dedicábamos tiempo, cariños, besos, juegos, una lectura o momentos de pasión. Luego volvíamos a casa, a nuestro refugio, a mi jardín con alberca y su cocina magnifica. Casa que ya se sentía como vacía, como si faltara algo, no era espacio, era algo mas.
Valentina
Y ese algo más, era sin duda, algo mezclado con caos, gritos, llanto, risas, y desorden. Año y medio tenía Nugget, estábamos cómodas con él y habíamos pasado la prueba de supervivencia, las plantas estaban vivas y nuestra mascota estaba radiante y fuerte, entonces... Hablamos de los hijos, y decidimos que yo fuera la primera en maternar, Juls estaba empezando con su restaurante y el proceso sería muy forzado para ella así de ocupada. Entonces empezamos a investigar y hacernos chequeos médicos. Ya teníamos la clínica de fertilidad, y las ganas, oficialmente habíamos empezado, la siguiente etapa.
Juls ya se había sometido a un proceso de fertilidad entonces estaba más familiarizada, como una reina se comprometió al proceso hormonal, la primera vez solo tenía 3 óvulos, lo que es casi inviable, entonces por tres meses estuvo bajo tratamiento mientras que al mismo tiempo se estaba llevando la instalación del restaurante, estaba absolutamente colapsada, pero para la siguiente vez, solamente pudieron extraer 6 óvulos y yo los recibiría ya fertilizados.
Ya teníamos escogido el donante masculino, y empezaríamos el proceso, nos desconectamos una semana, Lucia, Eva y Sergio se encargarían de nuestras cosas. Llegó el día y me hicieron la fertilización, después de estar internada cuatro horas mientras se me pasaba la anestesia y me mantuvieron en observación, volamos a la mansión en Rubs donde nos quedaríamos por los próximos cuatro días, para que según Juliana -nuestro huevito pegara bien-.
Y el huevito pegó, pero con las semanas vino la regla y nuestros sueños se derrumbaron, fue difícil ese momento, recuerdo que estaba en el hotel y me sentí mal, fui al baño y ahí estaba la mancha, con solo verla sabía que todo estaba terminado. Llame a Juliana que dejó todo y se vino a estar conmigo, fuimos a emergencia y ya no había nada que hacer. Fue devastador, pero pudimos recuperarnos, Juls me entregó todo su amor y cuidado, y poco a poco salimos de esa situación.
La idea de estar juntas para siempre se consolidó, tal vez éramos de esas parejas que no necesitábamos hijos propios, fuimos a terapia un par de veces la culpa me carcomía el alma, luego fuimos nuevamente a la clínica de fertilidad y decidimos no intentarlo más. Juliana ya había tenido un proceso de fertilidad anterior, y 2 extracciones de óvulos, someterla nuevamente al proceso era arriesgado y doloroso a nivel emocional, y luego de mis evaluaciones supimos que mi útero era el del problema, y por más que intentáramos había un 80% que el embarazo fuera inviable, entonces lo entendimos y lo procesamos.
Teníamos a mis sobrinos y a Nugget, mi vida con ella, estaba completa, nos teníamos la una a la otra y después de la boda reafirmaríamos nuestro compromiso. Vendría nuestra luna de miel, eventos claves que yo no podía esperar, me hacía sentir impaciente por empezar el resto de nuestras vidas como una familia. Sin embargo estaba abierta la posibilidad de adoptar, o de un bebé por subrogación, pero por ahora con mis sobrinos y Nugget estábamos bien.
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Mienne
RomanceNada mejor que tener como compañera de vida a una chef, buena comida nunca faltará en casa. Sin embargo para llegar a eso Valentina y Juliana deberán sortear celos, intriga, fobias, y traumas del pasado.