Dicen que el amor es la casualidad más bonita que puede existir en el mundo, pero para Han Jisung, el destino es el que hace que ocurra todo de manera significativa y sorpresiva.
Se da cuenta que tenía razón cuando conoce al dueño de su destino, Lee...
Si pudiera iniciar esta historia con alguna frase, podría inventarme demasiadas, pero ninguna me convence, así que me iré por lo tradicional.
Todo comenzó aquel día de diciembre, cuando por accidente ví pasar afuera del salón a un chico, el cuál, a primera vista era alguien increíblemente extrovertido y conocía a todo mundo, saludando a todos en el camino, incluyendo a profesores y alumnos.
- ¿A quién ves con tanta atención? - preguntó Felix, mi mejor amigo - ¿Ya le andas echando ojito a los de tercero? - rió escandaloso, le solté un golpe en el hombro, ¿ese hombre no puede ser más discreto?
- Para nada, solo... - me detuve, no quería que las palabras salieran por si solas - aquel chico anda saludando a todo mundo - mire a mi amigo mientras una sonrisa apareció en mi rostro.
- Ah, es verdad - dijo mientras asomaba su cabeza por la puerta - que raro. En fin, al rato sales solo, mis padres pasan por mi porque tengo que ir a ver no se que cosa - devolvió su vista a mí, lo único que hice fue asentir con la cabeza y volví a lo que estaba haciendo.
Pasaron unos minutos, yo seguía viendo la ventana, con el pensamiento de quién era aquel chico tan simpático. De repente, la voz más aburrida y tranquila que puedan escuchar apareció diciendo mi nombre, mi cuerpo saltó al ser interrumpido y cuando puse mi mirada al frente me dí cuenta que Donghae, mi profesor de física, estaba viéndome directamente con aquella cara de amargado y con más ojeras que vida.
- Señor Han, ¿podría ponerme atención? - me dijo, lo único que hice fue asentir y saqué mi cuaderno sin pasta de la mochila para después fingir estar anotando, claramente no hacía nada, no me juzguen, nunca entendí física y menos con este profesor que parece que está dando clases de como quedarse dormido sin tanto esfuerzo.
Mientras tenía mi mentón en la mejilla, escuché un ligero susurro, al voltear, Felix me lanzó un papelito. Lo recogí para después abrirlo y poder ver su interior. No pude evitar soltar la carcajada al leer lo que contenía, tan fuerte fue que el profesor volteó posando su vista en mi y en Felix mientras nosotros reíamos como unos completos imbéciles. Se acercó sin hacer tanto escándalo y cuando alzamos la vista, Donghae ya nos había quitado el papel y lo leyó.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De un momento para otro los dos estábamos en dirección, con un profesor enojado y una directora que si no fuera porque es la ley ahí y la que tiene que resolver los problemas estaría durmiendo con la explicación del maestro, porque sí, hasta enojado habla con una flojera horrible.
Cuando por fin terminó su discurso, tomó aire y se retiró como si no hubiera pasado absolutamente nada; la directora volteó a vernos, nosotros nos quedamos completamente quietos, sí, podíamos bromear hasta con el físico de los maestros, pero enfrente de ella parecíamos unos pequeños pollitos indefensos que solo podían decir "pío" y llorar, aunque no sé si eso es posible.