Era el primer día del primer curso de bachillerato. Martin estaba nervioso, y aunque solía disfrutar de los nuevos comienzos, esta vez no lo estaba llevando bien. Además de lidiar con la aceptación del divorcio de sus padres, se había mudado a Madrid, dejando atrás su querido País Vasco, amigos y a su perro McRisas, del cual ahora se encargaría su tía María. Se vistió con unos pantalones anchos y una camiseta de tirantes, y aprovechó el paso por el espejo para peinarse un poco. Le dio un beso a su madre y salió de casa; lo último que quería era llegar tarde.
El instituto parecía normal, con 30 alumnos por clase, 4 clases por curso y mucho ruido. Al entrar al edificio, se dirigió a la secretaría como le habían indicado unos días antes por correo. Allí encontró a un chico sentado en uno de los sillones, con el pelo largo, algunos tatuajes e iba vestido de negro. Pensó que era guapo. Cuando el otro chico se dio cuenta de que lo estaba mirando, se levantó y se presentó: "Hola, me llamo Lucas. ¿Eres nuevo también?" Martin balbuceó un poco y respondió: "Sí, voy a primero de Bachiller." "¿Qué dices, Loki? Yo también", dijo Lucas. Eso relajó un poco a Martin; al menos, había otro nuevo y encima parecía simpático y guapo. La jefa de estudios, una mujer agradable llamada Mamen, les indicó por dónde tenían que ir. A Martin le correspondía la clase A y a Lucas, la B. Hubiese sido demasiada casualidad que les tocara juntos, se lamento Martin .
Martín entró en su nueva clase y buscó un sitio para sentarse. Encontró un hueco en la última fila y lo ocupó. A su derecha, dos chicas estaban jugando con un móvil mientras se reían entre ellas. "Ruslana, devuélvemelo", dijo una. "Kiki, espera un segundo que yo también quiero estaquearla", respondió la otra. "No la estaba estalqueando", aclaró la primera. "Claro que sí, si te sabes su instagram de memoria" contesto la segunda. La conversación llamó la atención a Martín, así que se acercó a ellas para presentarse. "Hola, me llamo Martín, soy nuevo". "Hola, encantada. Yo soy Ruslana y ella es Chiara" dijo la Pelirroja. "Puedes llamarme Kiki" añadió la morena. Martín comentó sobre lo exótico que le parecían sus nombres, a lo que Ruslana explicó: "Yo soy ucraniana, y Chiara no es italiana ni nada, pero a sus padres les dio por ahí". Chiara añadió: "En realidad, soy medio inglesa". "Pues encantado, yo soy Martín". "¿Martín?", preguntó Chiara. "No, Martin, sin acento". Ruslana bromeó: "Madre mía, y decías tú de nuestros nombres".
Durante las primeras horas, no hicieron mucho. Les explicaron la dinámica del curso, las normas, las asignaturas y cómo funcionaban las evaluaciones. Finalmente, llegó la hora del recreo. "Oye, Martin, ¿vienes con nosotros? Siempre nos sentamos en ese banco, el que está más lejos de las porterías, porque a Álvaro una vez le pegaron un pelotazo en la cara y desde entonces tiene trauma". "¿Álvaro?", preguntó Martin. "Sí, ahora te lo presentamos".
En el banco más lejano de las porterías, Martin vio a un chico y una chica. El chico, que era alto y delgado, se le veía agobiado porque no paraba de gesticular muy rápido. "¿Te lo puedes creer? La respuesta de mierda que me ha dado. Dice que solo se tomaron algo y nada más, ¿me lo tengo que creer?" dijo el chico. "Álvaro, ya te he dicho muchas veces que te mereces algo mejor que ese payaso. Si te vuelve a poner los cuernos, déjale definitivamente y no mires atrás" respondió la chica. "Hola peña, os presento a Martin, es nuevo" dijo Ruslana. "Y vasco" añadió Chiara. "Encantado Martin, yo soy Bea y él es Álvaro" dijo la chica. "Encantado" respondió Martin. "¿Una duda, sabes dónde puedo conseguir algo para desayunar por aquí?" preguntó Martin con una sonrisa. Ruslana le respondió: "Oh, no te preocupes, Martin. Hay una cantina justo al final del pasillo principal. Tienen de todo, desde bocadillos hasta frutas. ¿Quieres que te acompañemos?" "No, tranquilos, voy yo en un segundo y vuelvo".
Al llegar a la cantina, el aroma de café recién hecho llenó el aire. Martin se deleitó con la variedad de opciones disponibles y terminó eligiendo un café con leche y un bocadillo de queso. Finalmente, con su desayuno en mano, Martin se dirigió hacia fuera para volver al banco con sus nuevos amigos y disfrutar de su comida. Sin embargo, en medio de su camino, se tropezó inesperadamente con alguien. El choque fue demasiado fuerte, cayendo uno encima del otro. "¿Puedes mirar por dónde vas?" le dijo una voz masculina.
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Buenas!! Espero que os este gustando. Me encantaría que me dierais ideas de tramas que os gustaría ver y también de que personajes preferís que narre el punto de vista!!! Gracias :)))))))
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HISTORIAS POR CONTAR - 0T2023 KIVI, JUANTIN, POLVORON, ALENNA Y LUNAI
Fiksi PenggemarEmpieza el nuevo curso de primero de bachillerato, dos grupos enfrentados, mucho salseo y una obra de teatro por montar. ¿Podrán sobrevivir estos adolescentes a todo lo que se les viene encima?