Chiara estaba al borde de un ataque de nervios. Llevaba solo dos días de curso y ya se sentía sobrepasada. Entre el colegio, el conservatorio y las clases de repaso para poder aprobar matemáticas, no daba abasto. Y si encima todo eso no era suficiente, ahora tenía que ir dos veces al mes al psicólogo. ¿Qué culpa tenía ella de tener TDAH? Como si la adolescencia no fuera suficientemente complicada como para que encima te digan que tu mente no funciona de forma normal. ¿Cómo quieren que apruebe mates, me aprenda las partituras de guitarra y encima lo haga concentrada? Pero ella no se concentraba, y su madre había sido muy clara: "Si quieres estudiar música, tienes al menos que sacarte bachiller, y seguro que el psicólogo puede ayudarte y darte herramientas". Así que ahí estaba Kiki, a sus 16 años, esperando en la consulta de Manuel Tiza, el psicólogo especializado en TDAH.
La sesión no fue tan mal, habló de sus preocupaciones, de las ganas que tenía de terminar el colegio, de sus amigos y de cómo se sentía dentro del ámbito familiar. Se esperaba que la juzgaran, sentirse vulnerable, pero fue mucho mejor de lo que creía y salió de allí feliz, dispuesta a poner en práctica las técnicas que el señor Tiza le había explicado.
Cuando bajaba la escalera, vio al final del pasillo una cara conocida que le hizo estremecerse. No puede ser, era Violeta y estaba en la puerta de la clínica psicológica. ¿Va ella también al psicólogo? ¿Tendrá también TDAH? ¿Se va a reír cuando la vea? Se preguntó.
Chiara cogió aire y se acercó donde la pelirroja, esperando algún tipo de comentario feo y estúpido por su parte como los que solían hacer en su grupo de amigos. Violeta, cuando la vio, lejos de tener una mala reacción, la saludó tan tranquila: "Hola Chiara, ¿sales de terapia?" Chiara, a la que le daba pánico que alguien supiese que iba al psicólogo, no se lo había contado a sus amigos, se quedó paralizada.
"Oye, que no pasa nada si vas a terapia, ¿eh? Mi padre es psicólogo, justo estoy esperando que saga", le dijo Violeta. Su padre es psicólogo? Pensó Chiara. "Oye, ¿tu padre no será por casualidad el Dr. Tiza?"
"No, mi padre se llama Juan Hódar, nos apellidamos igual, por el hecho de ser mi padre ya sabes... Joder, qué tonta eres Chiara, pensó. "Ya, claro, no sé por qué he dicho eso".
"¿Y qué tal? ¿Va bien?", preguntó Violeta.
"Bueno, es mi primer día, pero sí, es que tengo TDAH, significa trastorno por déficit de atención e hiperactividad, es una afección crónica que afecta a millones de niños y a menudo continúa en la edad adulta e incluye una combinación de problemas persistentes, tales como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.... Dios, tengo que callarme ya, pensó. "Perdona, es que cuando estoy muy nerviosa hablo sin parar".
"Sí, conozco el TDAH, Lucas también lo tiene, el otro día nos lo comentó".
"Lucas? ¿El nuevo? ¿El que tiene pinta de chungo?"
"No tiene pinta de chungo. En realidad es un chico muy sensible, tener tatuajes no te hace más o menos chungo". Chiara quería llorar, estaba hablando con la chica que llevaba gustándole desde primero de la ESO, y la estaba cagando a más no poder.
"Claro, no quería decir eso".
"Tranquila, todos tenemos prejuicios".
"Supongo, yo antes de hablar contigo hoy no sabía que fueses así".
A Violeta se le dibujó una sonrisa. "¿Así cómo?" rió divertida.
"Pues tan empática, madura, no sé" dijo Chiara.
"Eso lo dices porque tienes también prejuicios por con quién me junto".
"A ver, tus amigos llevan años metiéndose con nosotros".
"Ya, pero yo nunca me he metido con nadie" sentenció Violeta.
"Pero tampoco les dices que paren".
"Yo no puedo meterme, es su vida, y te recuerdo que el otro día Ruslana empujó a Juanjo".
"Porque él se metió con Martin".
"Mira, da igual, no quiero discutir, ¿no tienes prisa? Lo digo porque siempre vas corriendo a todos lados". Ese comentario hizo a Chiara percatarse de que la pelirroja tenía que haberse fijado en ella, sino como iba a saber que llegaba tarde a todos lados, eso le dio un poco de esperanza y contestó:
"Pues no, aún tengo 20 minutos hasta mi clase en el conservatorio y es aquí al lado".
"¿Qué tocas? le pregunto Violeta.
"Yo hago Canto y Guitarra" le respondió Chiara.
"¡Qué guay! Yo toco el piano".
"¿En serio? No tienes cara de música".
"¿Y fe que tengo cara?" Dijo Violeta divertida.
Del amor de mi vida, pensó Chiara. Pero calló y solo se encogió de hombros.
"¿Conoces el Búho real?" le preguntó la pelirroja.
"No".
"Es un garito del centro donde se hace música en directo. Le dije a Lucas que le llevaría, él también canta y toca la guitarra increíble. Si quieres, puedes venir".
"¿Cuándo?"
"El viernes".
"Cuenta con ello" dijo Chiara esbozando una gran sonrisa.
Compartieron unos minutos más de risas y confesiones, hablaron de música y del grupo de teatro del colegio, hasta que bajo el padre de Violeta y Chiara aprovecho para irse al conservatorio. Caminaba feliz pensando, voy a ver a Violeta Hodar este viernes, ya veras la cara que pondrá Ruslana cuando se lo cuente.
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Buenas!! Espero que os este gustando. Me encantaría que me dierais ideas de tramas que os gustaría ver y también de que personajes preferís que narre el punto de vista!!! Gracias :)))))))
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HISTORIAS POR CONTAR - 0T2023 KIVI, JUANTIN, POLVORON, ALENNA Y LUNAI
Fiksi PenggemarEmpieza el nuevo curso de primero de bachillerato, dos grupos enfrentados, mucho salseo y una obra de teatro por montar. ¿Podrán sobrevivir estos adolescentes a todo lo que se les viene encima?