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A lo largo de los años, Wakasa siempre ha estado ahí para ti. Siempre a tu lado cuando lo necesitabas. Así que hoy no fue diferente. Wakasa corrió a tu apartamento en el momento en que colgó el teléfono contigo. Al abrir la puerta y entrar, se dirigió directamente a tu habitación, donde pudo escuchar tus silenciosos sollozos. En el momento en que abrió la puerta y te vio acostada en tu cama, su corazón se hundió. ¿Tu novio rompió contigo? Esta no sería la primera ruptura en la que te ayudó a superar. Honestamente, en el momento en que te escuchó llorar cuando llamaste, ni siquiera preguntó qué pasó, solo te dijo que estaría allí en cinco minutos y colgó.
Entra en la habitación y se tumba en la cama a tu lado, frotando su mano de arriba a abajo por tu espalda tratando de calmarte. "Waka", dices ahogada, levantas la vista de tu almohada y ves a tu mejor amigo acostado en tu cama luciendo preocupado. "¿A quién le tengo que patear el trasero?" Pregunta con su voz perezosa mientras se recuesta boca arriba y abre los brazos esperando que te recuestes sobre su pecho. "Creo que algo anda mal conmigo", le susurras. "¿De que demonios estas hablando?" ¿Ese imbécil dijo que algo andaba mal contigo? ¿De ahí viene esto? Si es así, Wakasa está preparado para hacer mucho más que simplemente patearle el trasero. Él mataría por ti. Él haría cualquier cosa por ti, todo lo que tienes que hacer es pedírselo.
"¿Por qué no se siente bien?" Wakasa te levanta una ceja confundido. "¿Por qué lo que no se siente bien?" Él pide. "Ya sabes", dices mientras asientes con la cabeza hacia él. "Princesa, si lo supiera no te lo preguntaría", gimes y golpeas tu cabeza contra su pecho. "Sexo Wakasa, ¿Por qué el sexo no se siente bien?" Wakasa comienza a reírse. Ahora tiene que sentarse aquí y escuchar sobre el hombre al que odia follarte. Pero lo hará. Él lo escuchará todo porque quiere hacerte feliz. Soportará escuchar acerca de un hombre al que odia hacer lo único que quiere hacer pero que nunca tendrá la oportunidad. "¡No es gracioso!" Dices dándole una palmada en el brazo mientras él se ríe más mientras sacude ligeramente la cabeza. "¿Qué? ¿Problemas en el paraíso? ¿Ese novio no te jodió, verdad o algo así?" Él pide.
Pones los ojos en blanco. "Lo digo en serio, Waka. Creo que algo anda mal en mí". Deja de reír y gira la cabeza para verte mejor. Todavía estás recostado sobre su pecho, con los dedos recorriendo su estómago dibujando formas aleatorias. "¿De qué estás hablando?" Su tono es serio. No estás acostumbrada a que suene tan serio. Por lo general, para él todo son bromas y sarcasmo. "Nunca has…" "No, no lo he hecho", dices mientras entierras tu cara más profundamente en él sintiendo que te avergüenzas. Wakasa traga saliva. ¿No lo has hecho? No, eso no puede ser correcto. Has tenido muchos novios en el pasado. Seguro que alguien te ha bajado antes, ¿verdad?
"Oh Dios, crees que soy un bicho raro, ¿no?" Te quejas. "No", dice con severidad. "Simplemente no te está jodiendo bien", murmura. "¿Él no es?" Los ojos de Wakasa se abrieron como platos. No estabas destinado a escuchar la última parte. Deja escapar un suspiro. "No, princesa. Me parece que no sabe cómo tocarte" te sientas y miras a Wakasa. Grandes ojos llenos de inocencia lo miran fijamente. Porque eso es lo que eres para él, inocente. Su dulce y pequeño mejor amigo. La dulce chica que acudió a él llorando a los dieciséis años por tu primer desamor. La misma chica que a los diecisiete años acudió a él con su segundo por un novio infiel. Ese mismo novio aprendió rápidamente a no hacerte llorar y tú aprendiste cómo sacar a alguien de la cárcel esa noche.
