25. Devota

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—Arrodillate.

La orden apenas se registra en el fondo de su mente y obedece, ansiosa por arrodillarse, ansiosa por someterse, por complacer. ¿Y cómo no hacerlo, cuando esos orbes anaranjados y dorados la embelesan, con el rostro cubierto por una capucha con un toque de rizos rojos a los costados?

—Qué cachorrita tan ansiosa.

Dedos peinando su cabello, agarrando un puñado, tirando. Ella sigue el tirón, arqueándose hacia atrás. Sus ojos recorren la habitación con curiosidad, finalmente fijados por un par de ojos dorados que se ciernen sobre ella. Mechones de cabello rojo dorado y oscuro.

Sangre y violencia.

Despiadada, imprudente, desinteresada.

Familiar.

Íntima.

—Bien entrenada.

Un toque en su hombro, una suave caricia. Ella vuelve la cabeza. Azul-dorado, con marco dorado, capta su atención.

Dominante pero frágil.

Secretos guardados, dolor escondido.

Soledad.

Compartida.

—Mi pequeña mascota perfecta.

Un tirón sutil de su correa. Ella sucumbe al tirón, se pone a cuatro patas y se arrastra lentamente hacia adelante, siguiéndola. Por encima de ella, como luces fantasmales, el resplandor anaranjado y dorado se intensifica.

Cariñosa – posesiva.

Cariñosa – agresiva.

Romántica.

Adictiva.

¿Cómo no darle todo a la dueña de esos ojos naranja dorado?

Ojos en los que quiere ahogarse.

Olvida su pasado.

Su futuro.

Sí misma.

Dos pares de manos ansiosas la agarran por detrás y la levantan fácilmente sobre una superficie.

Debajo de ella se extiende un mar interminable de sábanas y almohadas, las telas más suaves, lujosas y acogedoras.

—Nuestra pequeña mascota perfecta.

Manos tirando de su ropa, abriéndose paso debajo de la tela, desvistiéndola, despegándola capa por capa, dejándola desnuda y expuesta a la avalancha de caricias, rasguños, caricias y mordiscos provocadores.

Tocar, sentir, provocar.

Alguien le toma la cara y le pasa el pulgar por los labios.

—Nuestra.

Con ciega confianza y deseo, ella se acerca, gimiendo, jadeando, suplicando. Su muñeca está atrapada en un agarre flojo, levantada para ser tocada por unos labios que recorren la piel, deteniéndose por encima del punto del pulso, persistiendo. Sus ojos se esfuerzan por captar un color. Naranja. Ligeramente desigual.

De alegría, su corazón salta en su pecho. Feliz, ansioso.

Lenta y cuidadosamente, los dientes se clavan en su cuello, derramando sangre caliente mientras la lujuria desenfrenada recorre su cuerpo y ella arquea la espalda. Sus párpados se agitan, sus labios se abren en un silencioso jadeo de placer.

Otro par de colmillos se clavan en su hombro, la lengua lame la herida una y otra vez, estimulando el flujo. Se retuerce, gime: el calor es insoportable. Su cuerpo se siente a punto de estallar en chispas y fuegos artificiales.

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⏰ Última actualización: Apr 29 ⏰

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La Caza es lo que Nos Define | Hijas Dimitrescu x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora