Sombras en la Noche

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El Jolly Roger se adentraba en las aguas embrujadas que conducían a Nunca Jamás, y el crepúsculo se desvanecía en la negrura de la noche. El cielo nocturno, un lienzo salpicado de estrellas, parecía observar con una quietud engañosa. Emma y Regina, aún envueltas en sus propios pensamientos, se mantenían alerta, conscientes de que el viaje apenas había comenzado.

La tensión en el aire se espesaba con cada ola que rompía contra el casco del barco. Hook, con su mano en el timón, fruncía el ceño ante la inquietante calma del mar. "No me gusta esto," murmuró, "el mar está demasiado tranquilo."

De pronto, una brisa fría y siniestra sopló, erizando la piel de todos a bordo. El mar comenzó a agitarse, y del remolino de las olas emergieron figuras sombrías. Eran sirenas, pero distaban mucho de las criaturas de cuentos de hadas; sus ojos ardían con una luz malévola, y sus cantos, lejos de ser melodiosos, eran un presagio de muerte.

Regina actuó de inmediato, sus manos tejiendo un hechizo que envolvió el barco en una barrera mágica. "¡Manténganse juntos!", exclamó, su voz resonando sobre el estruendo del mar.

Emma, sacando su espada, se posicionó al lado de Regina. A pesar de sus diferencias, en ese momento, su prioridad compartida e instinto de supervivencia las unían, forjando una alianza improbable pero poderosa. Juntas, luchaban hombro con hombro, repeliendo a las sirenas que intentaban abordar el barco.

La batalla se intensificaba, dado que las criaturas marinas lanzaban ataques implacables contra la barrera mágica. En un momento de desconcierto, una de las sirenas logró romper la defensa de Regina y se dirigió directamente hacia Emma. Con un grito de advertencia, Regina empujó a Emma, recibiendo el impacto de lleno. Ambas cayeron al suelo del barco, luchando por repeler a la criatura.

"¡Regina!" gritó Emma, su preocupación eclipsando todo lo demás. Con un esfuerzo conjunto, lograron devolver a la sirena al mar enfurecido.

Una vez que las sirenas se dispersaron en las oscuras aguas, la tensión comenzó a disiparse. Regina intentó levantarse, disimulando el dolor de sus heridas, pero Emma la detuvo. "Permíteme," insistió Emma, con un tono que no admitía réplica.

La proximidad forzada y la preocupación genuina en los ojos de Emma hicieron que Regina permitiera, a regañadientes, que la ayudara. Mientras Emma atendía sus heridas, una conexión inadvertida se tejía entre ellas, una mezcla de agradecimiento y un reconocimiento tácito de su mutua dependencia.

A distancia, Hook observaba la escena con una mezcla de emociones. La atracción que sentía por Emma se veía complicada por la creciente cercanía entre ella y Regina, un desarrollo que no había anticipado.

La noche avanzaba, y el silencio que siguió al enfrentamiento con las sirenas era un recordatorio de los peligros que Nunca Jamás escondía. La experiencia compartida había alterado, sutilmente pero de manera indiscutible, la dinámica entre Emma y Regina. Aunque ninguna estaba lista para definir lo que esto significaba, era evidente que algo había cambiado.

Mientras el Jolly Roger continuaba su viaje, la luna se alzaba alta, bañando el barco en una luz plateada. La paz momentánea permitía a todos recuperar el aliento y reflexionar sobre los acontecimientos recientes.

Emma se acercó a la borda, mirando las olas que brillaban bajo la luz de la luna. La batalla contra las sirenas había sido un recordatorio de los desafíos que les esperaban, pero también de lo que podían lograr juntas.

Regina se unió a ella, manteniendo una distancia prudente. "Swan," comenzó, su voz más suave de lo habitual, "gracias por tu ayuda."

Emma la miró, sorprendida por el agradecimiento. "Lo mismo digo," respondió. "No habríamos podido hacerlo sin ti."

Un silencio cómplice se estableció entre ellas, un reconocimiento mutuo de su creciente camaradería. Aunque el camino por delante estaba lleno de incertidumbres, el vínculo forjado en la adversidad les ofrecía un atisbo de esperanza.

La noche se desvanecía lentamente y el sol comenzaba a asomar en el horizonte, pintando el cielo de matices rosados y dorados, una promesa silenciosa de un nuevo comienzo. A su alrededor, la tripulación comenzaba a moverse, atendiendo a sus deberes con una renovada sensación de urgencia y camaradería. La noche había sido una prueba de fuego, un recordatorio de que, en estas aguas misteriosas, la unidad era su mejor defensa.

Hook se acercó a ellas, su habitual confianza ligeramente atenuada por la gravedad de los acontecimientos recientes. "Buen trabajo anoche," concedió con un asentimiento, su mirada oscilando entre Emma y Regina. "Sin embargo, debemos permanecer vigilantes. Nunca Jamás es impredecible."

Emma asintió, consciente de la verdad en sus palabras. "¿Qué más podemos esperar encontrar?" preguntó, su tono reflejando tanto la curiosidad como la preocupación.

Hook frunció el ceño, contemplando las aguas que se extendían ante ellos. "Criaturas y trampas que desafían la imaginación," respondió. "Y Peter Pan... él no es el niño que los cuentos quieren que creas."

La mención de Peter Pan envió un escalofrío por la espina dorsal de Regina. Su conocimiento sobre el gobernante de Nunca Jamás era limitado, pero las historias que había escuchado eran suficientes para llenarla de inquietud. "Debemos encontrar a Henry antes de que Pan lo haga," declaró, su voz cargada de determinación.

El grupo compartió un momento de silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos sobre los desafíos que les esperaban. Fue entonces cuando Snow se acercó, su expresión serena pero sus ojos revelando una profunda preocupación.

"Debemos mantener la esperanza," dijo, dirigiéndose a todos. "Henry es fuerte, y sabemos que está luchando para volver a nosotros tanto como nosotros a él."

Charming asintió, colocando un brazo alrededor de Snow en un gesto de apoyo. "Juntos, no hay nada que no podamos superar," afirmó, mirando a cada miembro del grupo. "Somos una familia, y salvaremos a Henry."

La palabra "familia" resonó en la cubierta del barco, fortaleciendo el vínculo entre ellos. A pesar de las diferencias y conflictos pasados, tenían un objetivo común que los unía más allá de cualquier desavenencia.

Mientras el Jolly Roger continuaba su viaje, las primeras luces del día revelaban la silueta de una isla en la distancia: Nunca Jamás. La visión de su destino llenó a todos con una mezcla de anticipación y miedo. Lo que les esperaba en esa isla era desconocido, pero estaban decididos a enfrentarlo juntos.

La proximidad de Nunca Jamás significaba que la búsqueda de Henry estaba a punto de comenzar en serio. Emma y Regina compartieron una mirada, ambas sintiendo el peso de la responsabilidad y el temor por lo que estaba por venir. Sin embargo, en sus corazones, una llama de esperanza persistía, alimentada por la fuerza que habían encontrado la una en la otra.

Con la isla acercándose cada vez más, se prepararon para lo desconocido, sabiendo que cada paso que dieran en Nunca Jamás los acercaría a Henry. Y con esa determinación, el Jolly Roger se adentró en las aguas territoriales de la isla, listo para enfrentar los peligros que aguardaban.

La aventura apenas comenzaba, y cada miembro del grupo sabía que serían puestos a prueba de maneras que apenas podían imaginar. Pero juntos, unidos por un objetivo común, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que Nunca Jamás les presentara. Porque en el corazón de su misión estaba el amor inquebrantable por Henry, una fuerza que los impulsaba hacia adelante, sin importar lo que encontraran en el camino.

Travesía a lo DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora