Capítulo 2: "ENCUENTRO EFÍMERO"

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La aldea se extendía ante Aidan, pequeñas luces parpadeando en la distancia como estrellas fugaces en la negrura de la noche. Con cada paso, las sombras de los recuerdos se mezclaban con el susurro del viento, recordándole vidas que ya había vivido.

En la aldea, Aidan buscaba algo más que antiguos recuerdos. Entre la multitud, sus ojos se posaron en una figura familiar. Allí estaba ella, Aria, como una llama titilante en la oscuridad del tiempo. Sus ojos se encontraron en un reconocimiento que trascendía el olvido y la muerte.

El encuentro fue efímero, pero resonó como un eco a través de los siglos. Aidan y Aria se cruzaron en el mercado, dónde los colores vibrantes de las telas y el bullicio de la vida cotidiana no eclipsaban el vínculo que compartían. Se saludaron como viejos amigos, aunque sus almas sabían que eran muchos más.

Caminaron juntos por las calles estrechas, compartiendo historias de vidas que habían vivido y que se desvanecían en la niebla del tiempo. Aria rió con la melodía de un pasado que solo ella recordaba, y Aidan sonrió con la sabiduría de un testigo de eras.

Bajo el cielo estrellado, Aidan y Aria encontraron un rincón apartado donde el tiempo parecía detenerse. Sus manos se encontraron, recordando el tacto de siglos pasados. Hablaron de futuros inciertos y sueños compartidos, sabiendo que este encuentro, aunque efímero, dejaba una huella imborrable en sus almas inmortales.

Así, en la aldea que había visto nacer y morir a generaciones, Aidan y Aria forjaron un nuevo capítulo en su historia interminable. Un capítulo que resonaría  el tiempo, recordándoles que, incluso en la efímera danza de la vida, su amor perduraría.

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