Ir a la casa de la amiga de su madre, fue mucho mejor de lo que esperaba, y no se iría hasta que el lindo pelinegro este encima suyo, rebotando sobre su polla.
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La chica se empezó a reír, dejó los cubiertos en la mesa y se levantó de la mesa, sin dejar de carcajear fuertemente, Min la miró confundido.
No sabia la razón de su risa, y es que hasta ella misma no lo sabía, su risa era de impacto y nervios. Tenía que ser una broma
—¿De que te ries?—le preguntó, levantándose también de la mesa para ponerse frente a ella.
—De lo que acabas de decir, digo, es mentira ¿verdad?
—¿Crees que jugaría con algo como esto, Yiju?—ella deja de limpiarse las pocas lágrimas que se le habían salido de la risa para voltear a verlo.
—No hay de otra, ¿crees que en serio me creeria lo de terminar? Por favor, Mimi.
—Pues lo estoy diciendo de verdad, quiero terminar contigo.
Min lo decía de una manera tan neutra que entonces los nervios de la femenina comenzaron a aumentar de nuevo.
—¿Por qué lo sigues diciendo? Ven, volvamos a cenar.
—Ya estoy cansado de tí, solo faltaba comentártelo...
—¡No! Tú y yo no nos vamos a separar, ¿me escuchaste? ¡No me puedes dejar, maldita sea!—el repentino grito asustó un poco al pelinegro, pero no dejó su faceta seria.
—No me puedes obligar a estar en una relación en el que no quiero estar, ¿entiendes? Solo hagamos esto sencillo y aceptalo.
—¡¿Eres idiota?! ¿Por qué me haces esto?!
—Porque ya no te amo.
—¿Qué...?—la chica lo vio incrédula, eso no tenía sentido, no después de que ella viera año tras año como Min le rogaba por una cita
—Lo siento, de verdad, esta relación ya no va a funcionar.
Ella no podía dejarlo ir, con él tenia todos los lujos que siempre quiso.
—Ya sé, tienes a una zorra escondida por ahí, ¿verdad?
—Yiju, no hagas esto tan dificil, sé que también ya no sientes lo mismo, ya ni caso me hacias.
—Mientes, yo te sigo amando demasiado, te amo demasiado, por eso no puedes dejarme, no me dejes, no me dejes, mi amor—ella estaba suplicando, y Minseo empezaba a sentir compasión por ella
—Yiju...
—Por favor, no te vayas de mi lado, mi amor, podemos arreglarlo, solo necesitamos pasar más tiempo juntos.
Ambos se miraron a los ojos, el menor podía notar lo desesperada que estaba
—Está bien, hagamos esto, ve al cuarto, descansa, asimila las cosas, y hablamos más tarde, ¿sí?
Él salió de la casa, sin esperar una respuesta de su parte, no podía con el ambiente dentro de la casa.
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