IV

7 3 0
                                    

Salieron del mercado, habían comprado todo lo que necesitaban. Solo quedaba ir hacia la casa de Laster para que su madre cocinara algo bueno y así disfrutarlo como no lo hacían hace bastantes años. Mientras caminaban hacia su casa, Laster recordó esos tiempos cuando Bregg se escapaba del orfanato de la iglesia del fuego para saltarse la comida e ir a comer a su casa. Bregg solía hacerlo muy seguido. Luego de quedarse huérfanos, se convirtieron prácticamente en hermanos. Aunque nacidos de madres diferentes, el sentimiento de hermandad lo tenían arraigado en el corazón.

Mientras divagaban un poco en sus recuerdos, Laster le dijo a Bregg: -Ey, Bregg, ¿te acuerdas? ¿Cuándo éramos más chicos, cuando todavía no cumplíamos la edad mínima de trabajo, hace como 6 o 7 años? Venías a comer a mi casa y te escapabas del orfanato para comer aquí.

-¡Sí! Lo recuerdo, claro que sí. Fueron los mejores días de mi vida. La comida de tu madre está más rica que una ducha fría en verano. Nunca me he dado una, pero se escucha refrescante -dijo Bregg con una sonrisa en el rostro.

Laster empezó a reír un poco y le dijo: -Sí, los únicos que saben eso son los nacidos fuera de Lagot. Y la mayoría vinieron demasiado jóvenes para poder recordarlo. Las pocas excepciones son Mars y Packers, aunque solo Mars es posible que lo haya hecho, porque los sofoles no suelen bañarse seguido. Solo oliéndolos te das cuenta, eso no está en su cultura.

-En eso te doy la razón -le respondió Bregg-. Pero volviendo al tema, ¿recuerdas aquella vez en la que Raion nos mostró 'eso'?

-Sí, lo recuerdo. Fue muy increíble aunque solo fuera una pequeña flama. Tiene que controlar bien su 'zona' o algo así, por lo que tengo entendido. Es impresionante que siendo tan débil haya podido hacer eso.

-No es débil. Simplemente tú eres un monstruo de fuerza bruta. Aunque esté un poco por debajo del promedio en fuerza, lo compensa con su gran inteligencia y paz mental. Eso le ayuda a crear su 'zona'. Creo que era de nivel soldado o algo así nos había contado. Además, teniendo en cuenta eso, nosotros somos de nivel campesino, ya que no tenemos ni una pizca de magia. Solo podemos usar la magia del dios de la fuerza porque es universal o algo así dijo Mars.

La cabeza de Bregg no daba para tanto, así que hizo como que entendía. -Uhum, sí, eso dijo exactamente. Realmente no entendía mucho, aún con su simpleza. -Tuvo suerte de que no lo atraparon usando magia elemental. Si la iglesia lo hubiera descubierto, estaría muerto o sería sacerdote de alguna capilla. Aunque lo segundo hubiera sido bueno para él, aunque si fuese sacerdote no nos podría ayudar, por todo eso de que tienen rotundamente prohibido salir de las iglesias.

-En eso tiene razón, pero bueno, estamos en un hilo entre la vida y la muerte. ¿Lo sabes, verdad? Si descubren esto, ninguno de la organización se va a salvar. Todos moriremos.

-Prefiero morir libre antes que vivir cautivo.

-Sabía que dirías eso, y estoy de acuerdo contigo, hermano.

Luego de esa charla, siguieron caminando con normalidad hasta llegar a su casa. Allí escucharon la voz de su madre y lo que parecía una débil voz que hablaba con ella. Al entrar, vieron al niño que pedía limosnas en la entrada del puesto. A diferencia de cuando lo vieron, vestía ropas mejores, las cuales Bregg y Laster reconocieron. Era una de las remeras que solía usar Laster de niño, acompañada de un pantalón largo y fino hecho de una tela de baja calidad, junto con unas sandalias de madera y sogas naturales en sus pies.

Cuando entraron, la madre de Laster los saludó con su característica voz tranquila de madre protectora que siempre tenía cuando estaba tranquila. -Hola, dejen las cosas sobre la mesada, ¿sí? Voy a cocinar. Ambos la saludaron, especialmente Bregg, quien muy entusiasmado le dijo: -¡Claro! Dígame en qué la ayudo para preparar las delicias que usted cocina. La madre de Laster rió un poco y le dijo: -No te ilusiones tanto. Es posible que esté un poco oxidada y mis comidas no sean tan buenas como las recuerdas.

el libertador de lagotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora