A veces las traiciones son de quien uno menos lo espera , pero gran parte del tiempo en algunos casos somos nosotros mismos quienes nos traicionamos confiando ciegamente en personas que sabemos que son pasajeras y nos creamos un daño innecesario con el anhelo de encontrar ese fiel confidente en quien poder tener un refugio de todo lo malo.
La confianza es algo muy valioso que la gente a veces subestima como solo un sentimiento de seguridad en uno mismo, hay gente que decide simplemente no dar ese valioso sentimiento a cualquiera porque si este se rompe ya nada vuelve a ser igual por mas que se intente reparar , la confianza es algo hermoso que muchas veces solemos compartirla con alguien para ser mas comprendidos, para ser mas abiertos sobre nosotros mismos y este puede tener distintos resultados dependiendo a quien escojamos.
Tendremos personas buenas y malas que se acerquen a nosotros por diferentes motivos , en mi opinión siempre es bueno dar el paso a la duda y permitirse conocer antes de juzgar instantáneamente , pero tampoco es necesario entregar tanta información que muchas veces puede ser innecesaria para la gente y puede ser usada contra nosotros mismos por los criterios de la gente que recién conocemos.
Siempre se habla de que confiamos en las personas equivocadas cuando nos traicionan de cualquier forma, pero no hay peor traición que la que cometemos contra nosotros mismos invalidando nuestras emociones, nuestros pensamientos y bienestar dejando que nos hagan daño con tal de contentar a alguien mas que muchas veces no vale la pena tanto como lo pensamos, tenemos la creencia de que cuando nos traicionan y nos causan dolor nosotros tenemos el derecho de hacer lo mismo con alguien más para sentir que no nos a afectado tanto, nos hacemos los fuertes, creando una barrera para el dolor y la decepción que podamos llegar a experimentar.