Cachorro & Omega [Cancelix]

[04]

Dieguito listo para debutar y sacar adelante al Barça:

🌻💛

"Cachorro..." 

Una y otra vez repetía mientras su mirada se fijaba en el pequeño tumulto de personas, alguien llegó con un bebé al entrenamiento y su alfa estaba enloqueciendo al reconocer sin verlo como suyo. Su aroma era muy suave. Tan conocido para él mismo, debía de estar loco al pensar aquello. 

Ilkay lo ayudó a levantarse nuevamente, se acercaron a donde estaban todos observando al recién llegado. Su corazón dio un vuelco al ver a Felix sosteniendo en sus brazos a su bebé. El aroma del omega y del pequeño se mezclaban, perfecto y encantador para él. 

Azucena con dulce de leche. 

Sabía que el último era característico de los bebés. 

—¿Lo hueles? El cachorro de Félix tiene un aroma tan agradable. —murmuró para Gundogan. 

—Eh, los cachorros no tienen aroma Cancelo. Si es que no son tus hijos. 

La realización se notó en su cara, de un momento a otro el pequeño bebé pareció notarlo. Lo estaba viendo. 

—Aba... —murmuró Diego, Félix se rió y bajó el halago de todos los demás el pequeño bebé fue caminando. 

—Ferran hazme otro hijo. —Pedri chilló, el niño era una dulzura, Gavi le había dado una pelotita pequeña que sostenía en sus manos mientras sus pies lo guiaban a algo interesante. Todos notaban el pequeño pañuelo que tenía en su otra manito, pero solo su dueño lo reconoció. 
Diego se abrió paso entre todos. Absolutamente inmerso en observar a la montaña que se extendía frente a él. Cuando no pudo más se apoyó en sus rodillas y avanzó gateando. 

El aroma dulzón de los omegas lleno el campo, no se podría ser tan dulce. Diego estaba bastante decidido en conquistar a todos con su pasarela en medio de ellos. 
Félix lo seguía, buscando comprender a quién se dirigía. 

—¡Upa! —gritó Diego, extendió sus brazos frente al alfa que estaba ensimismado. 

—Cachorro... —la voz de Cancelo hizo eco en todos, un temblor azotó a Félix. Uno que otro alfa comprendió.  

—¡Upaaa! —la risita que acompaña aquel pedido hizo que Cancelo se agachaba. Los demás empezaron a retroceder -principalmente los omegas- cuando el aroma de Cancelo se volvió más denso. Diego lo miraba de una manera distinta, de la misma forma que los ojitos de Alicia brillaban cuando lo veía. Sus pequeñas manitas pararon en su rostro y le depositó un beso en su pequeño bracito. El ronroneo de su alfa fue inevitable.  

—Hola cachorrito mío. —la voz del alfa seguía tan presenté, Diego sonreía mientras acercaba su rostro al del mayor. Buscando la fuente de su aroma. 
Diego paró con la carita en el cuello del alfa, ronroneando.