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Cancelo ni rápido ni perezoso con Félix:

Cancelo ni rápido ni perezoso con Félix:

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💛🌻

Félix no podría creerse aquello, Diego, sí, el mismo niño que si él siguiera a su lado en la cama se dormiría un día enteró. Estaba lleno de energías pasadas las once de la noche, menos mal Cancelo seguía ahí con ellos para entretenerlo y de ese modo cansarlo. 

El alfa chutaba la pelota y el cachorro iba tras de la esfera para traerlo en manos. Adoraba ese juego. 

Fueron quizás muchas horas donde tuvieron que esperar, pero antes de la media noche el bebé cayó rendido. Félix lo llevó para bañarlo y amamantarlo por costumbre, después lo acostó en su cama. En el transcurso de la noche había hablado con su pediatra y este le recomendó que el alfa que es padre de su cachorro pase el mayor tiempo con ellos, si es posible que ambos se muden con él. Para que Diego recuperé el tiempo perdido. Todo eso en presencia de Cancelo. 

Llegó a la sala donde estaba Cancelo juntando los juguetes que había usado antes Diego. 

—Ven, tenemos una charla pendiente... no se me olvidó. — dijo sentándose en el sofá, el mayor imitó su acción pero en el lado opuesto. 

—Solo para aclararlo, me tienen para lo que necesiten. La decisión que tomes la respetaré, incluso si eso es alejarme del cachorro. 

Félix frunció el ceño ante las palabras. 

—Está bien, pero yo quiero que sepas que no lo sabía. —habló con un poco de temor. —Yo solo mande muestras de sangre a cuatro bancos distintos, en ningún lugar hubo uno compatible conmigo. Hasta que se halló uno en Madrid. —Explicó con más ligereza. 

—El mío. —añadió Cancelo. 

—Exacto, fui a Madrid e hice todo el papeleo. Pero en eso me enteré de que el donante era privado y que únicamente él podía retirar o autorizar una inseminación. —Cancelo escuchaba con atención, estaba al tanto de todo eso. —Pero, yo pagué una exorbitante cantidad de dinero para que me lo den sin informar al alfa a quien pertenecía literalmente los espermatozoides. —Un sonrojo se formó en sus mejillas. —Aunque total, solo usamos una cantidad mínima ya que en el primer intento, funcionó. Nunca me imaginé que serías tú ese donante al cual literalmente robé. —una risita acompañó lo último. 

—No se como debería sentirme al respecto, no puedo enojarme si el resultado es esa bolita de energía. 

Félix se rió con ganas ante lo dicho, solo hoy literalmente es que Diego no paraba de andar. 

—No suele tener bastante energía, es muy dormilón y no le gusta jugar. Ya habrás notado que a sus un año y medio sus pocas palabras son cinco; papi, papá, gol, abajo y upa. —el omega enumeraba cada una de las palabras que decía su bebé, era un total milagro que hablase. Era muy difícil que un bebé se desarrolle de manera correcta sin la presencia del alfa progenitor. 

—¿A qué se debe? —preguntó el mayor, aunque tenía una cierta sospecha. 

—La ausencia del alfa, su pediatra me lo dijo. Diego aprendió a caminar recién, constantemente se enfermaba, no decía nada y solo lloraba o dormía, no le gustaba el aroma de alfas.  —Félix para ese punto quería llorar, su bebé ha pasado por tanto. Parte de la culpa fue suya, porque él sabiendo de las consecuencias de no tener alfa iban a afectar directamente al cachorro. Aún así decidió tener un bebé. 

—Pero lo ha hecho bien, mira que lo has criado muy bien. Son un complemento perfecto. —el mayor se acercó un poco más a él. —Me quedaré con ustedes aquí o vendrán conmigo a casa. Pero vamos a hacer que Diego recupere el tiempo perdido, se va a poner bien. —el menor tenía los ojos aguados para ese punto. Se acercó a Cancelo y lo abrazó. 

—Diego nunca tiene tanta energía como hoy, solemos dormir muy temprano. —murmuró, se sentía perdido. Quizás si lo hubiese presentado antes al mayor, se hubiera evitado muchas cosas. —Yo no quiero que te sientas obligado a quedarte con nosotros, pero si decides que si... no me opondré si Diego quiere pasar más tiempo contigo, solo no me lo quites, por favor. —Félix murmuró, miró con atención al mayor. 

—No lo haría, de ninguna forma. Diego es tan tuyo como mío, es nuestro. —Cancelo miró con atención el rostro del menor. —Suena bien cuando digo nuestro. —ambos se sonrojaron, tuvieron que separarse después de eso. 

—Eh... ¿Te quedas a dormir verdad? Así preparó la habitación de invitados. —el nerviosismo se notaba en su voz, Cancelo quería decirle algo. La razón por la que había sido donante en un banco privado. Su alfa estaba enloquecido buscando la forma de acercarse más a ese omega, que sin duda era su omega destinado. La emoción por esa información lo mantuvo inquieto desde la mañana. No sé iba a lanzar sobre el omega, pero tampoco quería tardar demasiado en decirle la verdad. 

—Si... no tengo problema. —dijo de manera tranquila, el menor asintió, iba caminando rumbo a las escaleras hasta que vio a su pequeño sentado en la cima. Sosteniendo su frazada con estampado de dinosaurios y un peluche del mismo animal. 

—¿Qué haces ahí, amor? —subió las escaleras apresuradamente y Cancelo detrás de él. 

—Papi... —dijo de manera somnolienta, lo abrazo y cuando vio al alfa movió su manito en dirección de él, Canceló se acercó y Diego también rodeó con sus bracitos el cuello. 

—Vamos a acostarnos, bebé. —Félix murmuró con cariño, Diego negó cuando quiso apartarlo del alfa. Un sonrojo cubrió su rostro, sabía lo que quería. —Creo que vas a dormir con nosotros. —dijo mirando al mayor. Cancelo asintió. No sé iba a negar en lo absoluto. 

Entraron a la habitación, y el aroma del omega lo rodeó. Su alfa ronroneo complacido cuando entró en contacto con tal aroma, Diego lo sujetaba de la sudadera que tenía, como asegurando de que no se marchara. 

—Disculpa que mi cama tenga un nido enorme. A Diego le gusta jugar ahí, por eso lo hice por toda la extensión. Se ve desordenado. —dijo apenado, en cambio Cancelo miraba con atención el arreglo. A eso le faltaba algo suyo. 

—Es muy lindo, se ve acogedor. —Cancelo agradeció mentalmente traer ropa cómoda consigo, se quitó la sudadera y contrario a lo que pensaba. Diego lo tomó y lo sostuvo en sus brazos. 

—Papi... —dijo mostrándole a su padre omega la ropa del contrario. 

—Puedes tenerlo ahora, después le damos. 

Cancelo casi sufrió una hiperglucemia ante lo dulce que fue Diego al momento de que Félix le dio el sí ante lo que pedía. Su aroma se disparó por la habitación, llamando la atención de ambos Sequeira. 

Cuando los tres entraron en la cama después de bañarse, Diego quedó en medio de ellos. Con una mano encima de cada uno y literalmente separándolos con sus pies. 

—Posiblemente se suba encima tuyo cuando cambie de lado, buenas noches. —dijo Félix mirándolo por encima de la cabecita del menor que había dormido nuevamente. 

—Puedo con eso. —dijo en tono divertido. —Buenas noches. —añadió, la luz tenue fue apagada por Félix. Quedando en total oscuridad la habitación. 

Ambos por sus lados, pero ahora los unía unas manitos que sujetaban su pijamas con fuerza. Su cachorro, de ambos, de ellos. 























Continuará...





Cancelo ojo eh, ojo con querer otro mini Félix, ojo.

Pato🌻

Cachorro & Omega [Cancelix] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora