III

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Para el anochecer el resto del clan se han ido, e disfrutado pasar tiempo con mis hijas y mi nieta, cuando Lillian y yo nos quedamos a solas la acorraló con las manos sobre su cabeza, la confusión se lee en sus ojos

—¿no te vasto que lo hiciéramos tres veces?

—¿estuviste casada antes?

—no, Lena y Andrea fueron embarazos artificiales... los donadores fueron diferentes

Ella no titubea, no entiende a qué se debe mi arrebato, mis celos aún están a flor dé piel. Llevo mi rodilla entre sus piernas inmovilizándola

—¿has estado con alguien más?

—eh... si e entiendo sexo con otras mujeres

Los celos me carcomen, así que comienzo a morder cada parte visible y oculta de su cuerpo, la marco para que si otra intenta acostarse con ella sepa que tiene dueño; ella intenta apartarse de mí pero soy más fuerte qué ella, tiene que saber que es mía y que no quiero que esté con nadie más que conmigo

—Eliza detente esto duele!

No la escucho así que levanto la falda del vestido que lleva para marcar sus piernas, el interior de sus muslos y estoy a punto de mover su braga para hacer lo mismo en ese punto de deseo cuando con todo lo que tiene me aparta de ella

—no tienes que marcarme como una salvaje! Si permití que que me hicieras lo que se te diera la gana esta mañana fue porque finalmente decidí sentar cabeza, no quiero estar con nadie más

Me pongo de pie mirando sus ojos, una de sus manos acaricia mi mejilla de forma dulce; un llamado a la puerta me pone en alerta pero parece que Lillian ya sabe de quién se trata, yo no hago un ademán por moverme así que toma mi rostro con amabas manos

—es una de mis hermanas, su esposa e hijos, quiero presentarte a ellas

Me moví en dirección al sofá, ella se acerco a la puerta donde una castaña oscura como ella pero con la melena por encima de los hombros, la mujer detrás de ella era una rubia de ojos amielados con detalles azules como los de Lillian, junto a ella había tres adolescentes dos chicas gemelas y un chico

—¿que las trae aquí?

—¿nos dejas entrar a tu clan? Mi madre sigue intentando que me separe de Regina

—por supuesto que pueden estar en mi clan, les quiero presentar a mi... a mi señora, ella es Eliza Luthor, cariño ella es Regia mi hermana menor, su esposa Emma y sus tres hijos Eve, Raven y Henry

—después de cien años finalmente asientas cabeza, ya era hora Lillian

Cien años sería una ridícula forma de decir que ya tenías mucho tiempo sin amarrarte siendo humano, pero como vampiro cien años son cien años literalmente. Me pregunto cuantos años tendrá realmente por lo que se aparenta unos cincuenta y seis. Emma y Raven son quienes se sientan a mi lado

—¿cuantos años tiene Lillian?

—ciento cincuenta y seis, pero se se ve menos de cien... sabes envidio un poco a los sangre fría

—¿porque?

—bueno para empezar está claro que él sigue año tendrás cincuenta y ocho que es la edad en la que te quedaste, cincuenta y nueve que por supuesto sigues viva y aún cuenta y un año siendo vampira... además eres neófita es decir apenas tienes horas de tu segunda vida por ello eres más fuerte que Lillian

—¿como sabes todo eso?

—por el olfato puedo saber muchas cosas, Lillian puede leer la mentes y Eve puede encantar a las personas cantando, no todos tenemos un segundo don... no solo los purasangres los tienen si te lo preguntas

Escucho un pequeño zumbido del bolsillo de Eve quien no se inmuta, debe ser que alguien le está llamando

—Eve tu bolsillo está zumbando

Después de decir aquello suena una canción del seguramente teléfono de Eve, esta saca un espejo en lugar de su teléfono

—oh es Mal, gracias tía Eliza

La chica sale un momento y me desconcierta, yo claramente había escuchado un zumbido y no una melodía, Emma aún tiene su mirada fija en mí así que volteo a ella

—creo que puedes ver el futuro, no muy lejos hay otro Clan en el que uno de sus miembros pueden ver el futuro los llama promoviciones es decir que cosas no fijas

Wow e aprendido más cosas sobre los vampiros de lo que se nos permite como humanos

—Emma ¿que tanto sabes de los clanes?

—bueno vengo de un clan llamado bosque encantado, es enorme que forma todo un pueblo, por lo general los miembros son tus vecinos, las hija de Lillian incluso viven enfrente o a lado

Con aquella información me pongo de pie y camino hacia la puerta pero la voz de Lillian me detiene en seco.

—¿adonde vas?

—quiero ver a mis hijas

—necesitas una joya para que el sol no te mate quemando una vez te expongas a él

Me entrega un collar con un ruiseñor en el que su pecho lleva una L en con pequeños zafiros además de estar bañado en plata, rápidamente el collar es puesto al rededor de mi cuello y me deja salir de casa. El sol me encandila una vez que estoy fuera, tardo un poco en acostarme a la luz del sol pero cuando llego pasa puedo ver a Kara en la casa de enfrente sonriendo, un pequeño ruido me hace girar la cabeza a la casa de a lado notando a Alex cargando a Esme, mi corazón se llena de felicidad al saber que mis hijas están muy cerca de mi, estoy tan absorta en ver a mis hijas que un carraspeo me saca de mis pensamientos, hay una mujer pálida, de ojos amielados completamente, una melena bastante larga y más negra que castaña, lleva un vestido negro con un escote que e visto en otras dos mujeres, es acompañada de una rubia bastante alta y quienes parecen ser sus dos hijos

—hola ¿tu eres Cat Grant?

Luna NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora