Amigos

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No soy gay, ¿verdad?

Digo, nunca intenté tener ninguna relación, ni siquiera con una mujer, pero esto ya es pasarse.

Claro que Feux no aprobaría lo que estoy haciendo: lo tomé de la mano, no golpeé a la niña que nos ofreció esas galletas con inscripciones...sugestivas, y, para rematar, le ofrecí el Cuarzo del compromiso.

No sé mucho sobre esa tradición, porque claro que en mi casa no la celebraban, pero una o dos veces llegué a ver por las noticias algo sobre ella.  Dicen que se le tiene que dar el cuarzo más liso que puedas encontrar a tu pareja, o a algún amigo, para demostrar que quieres mantener esa relación con ellos, e incluso ir a otro nivel.

Fallo y yo ni siquiera somos amigos (creo), pero es claro que yo quiero algo más con él. No sé que es, si su aspecto frágil y hermoso, con ese cabello perfecto y esa piel lisa y tersa, o su personalidad, tímida pero divertida.

Desde aquí, mi pupitre, puedo observar a todos los alumnos, esperando a que llegue el maestro de física, aquel señor de hebras canas y bigote gracioso. Pero claro que no los quiero ver a ellos, sino a Fallo. No puedo no imaginarme lo que ha estado pasando por su mente últimamente.

— Eh... Oye —¿Hm?

— ¿Qué pasa? —le pregunto a esa voz desconocida, mientras volteó hacia atrás; es el chico ave de hace un rato, acompañado por el tipo con gorro y túnica marrones. El ave tiene una guerra de miradas con el otro tipo, se ven graciosos haciendo eso, pero no sé por qué me hablan.

— ¿Qué tienes con Fallo? —no me agrada ese tono de voz del tipo con gorro, que rápidamente se pone delante de su acompañante, como si lo quisiera proteger. Claro que lo está protegiendo de mí.

— Nada que les incumba —es la verdad.

— Claro que me incumbe, estúpido. Yo soy parte del consejo estudiantil, y es mi deber reportar al que haga daño a los demás —¿Daño? ¿Piensa que le hice algo a mí Fallo?

— ¿Daño? Una disculpa, gorrito, pero eso me ofende. ¿Por qué, de todos los malditos sinvergüenzas que están en esta sala, tienes que venir conmigo? ¿Es porque vengo de allá? —maldito racista de mierda.

— No me alces la voz. Y no, es porque observas a Fallo en todo momento, además de encontrarlos juntos cuando él estaba sangrando.

— Ah, eso. Bueno, hicimos un trato porque un bastardo lo golpeó; yo sólo lo defendí. Y si lo miro es porque...
—porque lo quiero.

— ¿Son pareja, o algo así? —interviene el ave. Ojalá.

— No —pero ojalá pase pronto.

— Dime quién lo golpeó —que les valga verga.

— La adversidad de la vida, y la horrenda fuerza de la impotencia.

— Graciosito, ¿verdad? Mira, si me entero que le hiciste algo a Fallo...

— ¿Qué, vamos a pelear?

— No, haré que te expulsen lo más rápido posible. Yo tengo mucho poder en los alumnos aquí —mierda.

Lo miro con odio una última vez, y los dos vuelven a sus lugares junto a Fallo. Sé que él nos estaba viendo, porque, cuando dirijo mi mirada hacia él, voltea la cabeza rápidamente. Y creer que yo golpeé a Fallo... Esos dos son unos idiotas.

Hubiera delatado al gato, pero no vale la pena. Si sigue jodiéndole la vida a la gente, lo haré pagar, y si comienza a reformarse, será una persona (o gato) nueva antes de que puedan darle un reporte.

Yo realmente creo en las segundas oportunidades, y ese es parte del por qué no estoy en el Nether. Ahí nadie te perdona ser blando, te entrenan toda la vida para luchar y luchan si no cumples con el entrenamiento. Todo es culpa de Feux.

Deals ||MaglloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora