Entre verdades y alcohol (¿Verdades?)

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Me despierto temprano, demasiado temprano para mi gusto. A mi lado está Magma, la criatura causante de mi homosexualidad, y la persona con la que dormí esta noche.

- Buenos días -le susurro, aunque se nota a leguas que no está despierto.

Me levanto cuidadosamente a buscar mis lentes, y los encuentro a los pies de la cama. Es probable que yo mismo los haya acomodado ahí ayer.

Cuando los tengo puestos, regreso a mi posición al lado de Magma, abrazándolo con cariño mientras él me rodea inconscientemente con las piernas.

- Hrgh... -oh, está despertando. ¿Será mi culpa? -¡Mierda, F-fallo!

Este wey pega un brinco y exclama mientras se hace a su lado de la cama. No sé qué le pasa, pero estuvo temblando toda la noche. Algo me dice que son pesadillas, porque no tendría sentido que le diera frío; además, supongo que sueña con cosas malas seguido.

- ¿Qué? ¿Tan feo estoy? -bromeo, acercándome disimuladamente a él. No me culpen, uno duerme muy bien con el calorcito que emana.

- No, es- ¡No! ¡No digas eso! -¿Trata de impedir que me diga "feo"?

Cuando yo estoy a punto de abrazarlo, él lo hace primero, causando que el corazón amenace con salirse de mi pecho. Está rodeándome por completo, y casi no puedo verle la cara por lo altote que está.

- Ya, ya. Perdón por asustarte -acaricio su espalda suavemente para intentar calmarlo. No quiero asustarlo apenas despierte, sería un mal comienzo para su día.

- No te preocupes, Fallito -Magma se estira, tal vez para despertarse bien.

Guardo de nuevo mi cara en su pecho, disfrutando de su calor en esta mañana helada. Es agradable como... Espera, Magma se enfrío de repente. ¿¡Lo maté!?

- ¿E-estás bien, Magma? Estás... frío.

- Ya te dije, no te preocupes -al menos no fue la primera opción. Esto no es normal, y yo lo sé. ¿Necesita ayuda? Él lo está negando, pero es obvio que le serviría.

Espero a que él diga algo más, pero no lo hace. Ambos estamos completamente pegados al otro, y me gusta mucho más de lo que puedo expresar con palabras, además de acelerarme como no tienen idea. Sin embargo, no me agrada este preocupante silencio entre nosotros.

- Bueno, tenemos que prepararnos. Yo suelo tomar el autobús que sale en unos quince minutos, y no creo que quieras salir caminando a esta hora -Magma carraspea, y me veo obligado a levantar la mirada para verlo mientras habla.

- ¿Por qué? -no me importa ir caminando si con eso puedo estar más minutos aquí, con él.

- ¿Te gustaría caminar durante treinta minutos? Quince de aquí al metro, quince del metro a la escuela -sí, con tal de estar juntos por más tiempo.

- No me molestaría, la verdad. Siempre y cuando vayas a mi lado...

- La inseguridad no está tan mal, Fallo. Digo, tú podrías ir y venir de tu casa sin compañía cuando quieras -le acabo de decir que quiero estar a su lado, y este wey piensa que le tengo miedo a la inseguridad. Digo, no quiero que me asalten, pero no es mi mayor preocupación ahora mismo-. S-si tuvieras algún problema, podrías venir caminando y no pasaría nada. Nada en absoluto.

- ...oh, bueno. Yo prefiero caminar, vale la pena sólo por quedarme un poco más de tiempo aquí, contigo -ya está, ya lo dije. No sé cómo logré decirlo, pero lo dije.

- Me agrada que disfrutes del lugar, Fallo -PERO- -. Te lo digo en serio; si en algún momento llegases a tener algún problema o complicación, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas.

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