¿Qué es esto, Fallo?

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— Hrgh...

¿Dónde estoy? Es... Ah, claro. Estoy recostado en mi cama. Por la vaga iluminación del ambiente, puedo deducir que son como las... ¿Cuatro de la mañana? Sí, cuarto de la mañana. Y... ¿Qué es esta cosa contra la que estoy acostado...?

— ¡Mierda, F-fallo!

No, Fallo no fue un sueño.

Afortunadamente, el bello humano ya estaba despierto,  por lo que su reacción ante mi grito no son más que unas risas.

— ¿Qué? ¿Tan feo estoy?

— No, es- ¡No! ¡No digas eso! —agh, soy un idiota.

Inconscientemente (o tal vez no, porque lo estoy pensando), me aferro a Fallo con más fuerza, juntando nuestros, ya de por sí, colindantes cuerpos.

— Ya, ya. Perdón por asustarte —Fallo acompaña cada una de sus palabras por unas suaves caricias en mi espalda, que me hacen temblar las rodillas.

— No te preocupes, Fallito —estiro las piernas como puedo para quitarme la extraña sensación de las caricias de Fallo, pero no sirve de nada.

Si les soy honesto, pensé que todo lo sucedido ayer había sido un sueño, más que nada debido a la extrañeza y singularidad de todo lo que viví. Sin embargo, Fallo es real. Sigue tan deslumbrante como ayer, y eso sólo significa que sí, que dormí pegado a él anoche.

El sólo pensar en ello me hace bajar como veinte grados mi temperatura corporal, y probablemente palidecer. De seguro estoy quedando como un debilucho enfrente de Fallo...

— ¿E-estás bien, Magma? Estás... frío.

— Ya te dije, no te preocupes.

Mierda, lo hize preocuparse por nada... Espera, ¿Fallo estaba preocupado por mí?

Mientras pienso cosas que no debería pensar, pasan algunos minutos de silencio. No es nada incómodo, pero sí algo extraño. Finalmente, me decido a hablar, aclarándome la garganta.

— Bueno, tenemos que prepararnos. Yo suelo tomar el autobús que sale en unos quince minutos, y no creo que quieras salir caminando a esta hora.

— ¿Por qué? —por aquí asaltan, Fallo. Asaltan.

— ¿Te gustaría caminar durante treinta minutos? Quince de aquí al metro, quince del metro a la escuela —no quiero que piense que vivo en un lugar inseguro. Eso le quitaría todas las ganas de volver, y yo quiero volver a traerlo a mi casa. Tal vez la próxima vez podríamos jugar a algo, o... o tal vez la próxima vez reúna la fuerza necesaria para pedirle que tengamos...

No. Quiero a Fallo como una pareja sana, una relación respetable en todos los sentidos. No pienso presionarlo a hacer algo que signifique impureza, una acción meramente con fines reproductivos, tal y como me enseñó Eieiei. O, bueno, tal vez sí quiera, pero no pienso hacerlo. No, no lo haré, por el bien de Fallo.

— No me molestaría, la verdad. Siempre y cuando vayas a mi lado... —oh, no. ¿¡Ya se dió cuenta de que el lugar es inseguro!?

— La inseguridad no está tan mal, Fallo. Digo, tú podrías ir y venir de tu casa sin compañía cuando quieras. S-si tuvieras algún problema, podrías venir caminando y no pasaría nada. Nada en absoluto.

— ...oh, bueno. Yo prefiero caminar, vale la pena sólo por quedarme un poco más de tiempo aquí, contigo.

— Me agrada que disfrutes del lugar, Fallo. Te lo digo en serio; si en algún momento llegas es a tener algún problema o complicación, las puertas de mi casa siempre estarán abiertas.

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