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 ── ˙ 𝐒𝐓★𝐑𝐁𝐎𝐘 !!𓂃✴
























31 de diciembre, 2013

Un joven de baja estatura caminaba apresuradamente por un interminable pasillo, con sus manos llenas de papeles y carpetas. Escuchaba como el ruido de sus zapatos al impactar contra el suelo hacía eco entre las dos paredes y se dió cuenta de lo silencioso que era ese enorme edificio.

Tocó dos veces la puerta que encontró al final del pasillo y se adentró cuando escuchó una afirmación para entrar. Se le había echo un poco tarde porque la noche anterior se había distraído con un trabajo muy importante. Su jefe no lucía muy contento por su impuntualidad, así que ya sabía lo que le esperaba el resto del día.

—Hoy quiero un descafeinado, ¿sabés? Me estoy cuidando —habló el mayor de la habitación, mientras dejaba un par de billetes de forma despectiva sobre su escritorio—. Y trae para los demás, vos ya sabés cuáles les gustan.

El chico, de nombre Rodrigo, iba a tomar el dinero que le habían dejado en frente suyo pero enseguida recordó los papeles que tenía en sus manos.

—Yo...le quería mostrar en lo que estuve trabajando, lo perfeccioné y estoy seguro de que esta vez está mejor —comenzó hablando con mucha ilusión el bajito.

Se acercó un poco más hasta su jefe y le empezó a señalar algunas cosas que se podían leer en la primera página de ese montón, dispuesto a comenzar con su explicación. Pero lo interrumpieron.

—Carrera no tengo tiempo para tus cosas infantiles, hacé lo que te pido por favor y pará con este tema.

Aquel hombre estaba harto de la insistencia con lo mismo, le había repetido un montón de veces que debía olvidarse de eso porque eran imposibles. Nadie del campo lo iba a tomar en serio si no dejaba de insistir con algo que había sido comprobado hace ya muchos años.

—Dejá de querer conseguir lo imposible, ¿si? —estaba intentando consolarlo—. En unos años vas a poder terminar como yo, pero primero tenés que abandonar la idea de los viajes en el tiempo y no desperdiciar tu tesis en eso.

Rodrigo tan solo asintió con la mirada baja, tragó en seco con mucha dificultad, tratando de no ponerse a llorar de pura frustración y tan solo se retiró con los billetes en su diestra. Tan temprano y ya había empezado su día como el orto, encima llorando.

Tenía tantas expectativas cuando lo llamaron para trabajar en ese laboratorio y se había ilusionado muchísimo porque era el sueño de su vida. Estaba seguro de que ganaría mucha experiencia para su tesis, así que sin dudarlo abandonó su pequeño pueblo y se mudó a la Ciudad de Buenos Aires, dispuesto a cumplir sus objetivos. Pero no fue lo que esperaba, fue todo lo contrario.

Tan solo lo usaban para ir a comprar el café o la comida. Las sugerencias y opiniones que llegaba a tener eran ignoradas, nadie le prestaba atención. Y ya estaba cediendo ante la idea de que realmente eso era imposible.

Estaba tan sumergido en sus pensamientos deprimentes que no se dió cuenta cuando llegó al camión en dónde vendían aquellas bebidas solicitadas. Tenía una larga fila en frente suyo, así que se dispuso a releer como por décima vez en el día las hojas que tenía en su mano, pero esta vez pensando en lo estúpido que se veía estudiando teorías imposibles de viajes en el tiempo.

Recordaba con mucha nostalgia el momento exacto de su vida en dónde se enamoró de ese tema en particular y de todo el campo cuántico.

Fue aquella vez en su infancia, cuando aún vivía en Bahía Blanca, que enganchó a la madrugada una película en la tele. Pero no era cualquier película, era “Volver al futuro”. Un Rodrigo de 10 años quedó maravillado con esa obra maestra y nunca más volvió a abandonar ese tema, estaba todo el día hablando de lo mismo, le preguntaba a sus maestros de la escuela sobre los viajes en el tiempo y literalmente soñaba con el día que él los descifrara.

Hasta tenía planeado viajar al momento más humillante de su vida durante la secundaria, cuando sus compañeros se burlaron de él por exponer sobre ese tema, para gritarle a todos “SE LOS DIJE MANGA DE FORROS”. Pero si en ese día tan humillante el Rodrigo del futuro no apareció, fue porque quizás no lo había descubierto...

Tal vez cuando lo descubra tendría que guardar el secreto y por eso no pudo volver a ese día. Seguramente habían muchas reglas estrictas del tiempo que debía seguir para no desatar ningún caos o paradoja.

Al estar disociando, Rodrigo no notó al chico y a la chica que se encontraban adelante suyo en la fila, los cuáles estaban teniendo una conversación bastante...particular.

























 ── ˙ 𝐒𝐓★𝐑𝐁𝐎𝐘 !!𓂃✴

𝑰𝒎𝒑𝒖𝒍𝒔𝒊𝒗𝒆 𝑬𝒙𝒄𝒆𝒔𝒔𝒊𝒗𝒆 𝑫𝒊𝒔𝒐𝒓𝒅𝒆𝒓 | ʀᴏᴅʀɪᴠᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora