Tal como se había dicho, los dos amaneceres pasaron, el Santuario se invadió de aspirantes a Caballeros, todos aprendices de, los finalmente reunidos, Caballeros Dorados. Antes del nombramiento del Patriarca, varios prospectos, los mejores y más aptos, se habrán de enfrentar ante un igual en la búsqueda de obtener sus armaduras, otorgándoles un importante lugar en el ejército de Athena.
Shun estaba llegando a la arena del Santuario, frente a la Casa de Aries, y al instante reconoció junto al asiento de la diosa a su amigo, Hyoga. Aún tenía su larga Cabellera dorada, la cual cubría sus hombros, aunque no su rostro, que seguía viéndose más frío que laguna ártica en invierno, únicamente comparable con su intimidante mirada reflejada en un profundo azul de su ojo bueno. El otro mantenía un vendaje por parche, ocultando su herida y su ojo sin más función que el de adornar aun su siberiano rostro. Toda tensión se rompió cuando Hyoga levantó levemente sus mejillas, sonriendo a la llegada de un emocionado Caballero de Virgo.
-¿Shun? ¡ha pasado tiempo! Llegaste antes para ver los combates de los prospectos, en especial de los tuyos ¿no es así?-. Es difícil no expresar que era ternura lo que se reflejaba en el rostro de Shun, a pesar de ser un hombre con todo sentido, su mirada de inocencia regala un sentir de infinita paz a quien lo viera. Hyoga sonrió por poco tiempo y después rio un poco con la mirada baja. -Me temo que has madrugado por nada. Tu aprendiz tiene el desfortunio de enfrentarse a alguien bastante interesante. De igual manera, les deseo suerte-. Enseguida, el Caballero de Acuario tomó asiento y, sin dar mayor importancia a lo recién escuchado, Shun también se sentaría a pocos metros de su compañero, ambos esperando el combate que venía a continuación.
En el centro de la arena se haría presente un hombre fuerte, de una estatura apenas llegando a la media y un caballero erizada en un castaño oscuro. Unos ojos grandes acordes a su algo redondo rostro. Este miró a Athena a lo lejos y con un pequeño gesto entre ambos, redirigió su mirada a los presentes espectadores.
-Por el honor de portar la armadura de plata de Perseo... ¡Profilo, aprendiz del Caballero de Acuario contra Fileno, aprendiz del Caballero de Virgo!-.
Los dos jóvenes entraron al campo de batalla, Fileno se veía alegre y confiado, sus ojos llenos de vida miraban a un Profilo más concentrado y pensante. Ambos jóvenes miraron a sus respectivos maestros, quienes con un leve movimiento de cabeza dieron su mayor apoyo. El rostro de Shun está vez lucía como el de Hyoga, pues su enfoque ahora de análisis.
-Has madurado mucho mi Caballero de Virgo-. Diría Athena. -Aquí viene Seiya-. Se aproximaba el hombre que recién había anunciado el combate. -Veamos cual ha sido la cosecha de tu siembra-.
El combate comenzó, apenas Athena la orden con báculo. Fileno, lleno de energía, se lanzó al ataque para golpear a su oponente, sin embargo, Profilo logró bloquearlo y de un jalón desequilibró a su oponente, acertando con la rodilla un golpe sofocante al aprendiz de Virgo.
-Parece el pequeño de Hyoga sabe lo que hace-. Al escuchar esto, los presentes en las tribunas distinguieron aproximarse a Ikki, el Caballero de Leo, quien estaba llegando para la próxima presentación del Patriarca.
-Creo que aún le hace falta un poco más cautela al joven Fileno, ¿No te parece Shun?-. Del otro se presentaba un hombre blanco, con rasgos orientales pero unos atentos ojos esmeraldas, apenas visibles por una larga melena negra que alcanzaba bajar a pocos dedos de la cintura del cortés hombre. No hubo más tiempo para dar mayor saludo, el combate continuaba y aquellas últimas palabras cobraban mayor sentido, pues la ventaja en el combate se orillaba al puerto del joven Profilo, que se mantenía atento, con su mirada distinguida en un aperlado brillo, a los precipitados lances de su, en ese momento, enemigo.
Desesperado, Fileno retrocedió un poco y colocó su puño detrás de su guardia. Un polvo comenzó a brotar levemente de su puño resguardado, mismo que a cada segundo crecía en intensidad hasta que, dando un golpe a aire con la palma abierta, el joven atacó.
-¡Corriente de la Nebulosa!-. Aquel denso polvo se revolucionó con gran intensidad, hasta llegar a su objetivo. El impacto hizo retroceder a Profilo, sin embargo, este se mantenía de pie, únicamente cubriéndose con los brazos sobre el rostro.
-¡Increíble! No puedo creer que puedas utilizar un ataque así de poderoso, pero...- Profilo abrió los brazos para enseguida juntar sus manos cerca de la nuca. Desprotegido, la corriente lo atrapó y se elevó del suelo a la vez que se aturdía por la fuerza del ataque. Incapaz de mantener su postura, volvió a separar sus brazos, y está vez fue de su puño de donde aquel extraño polvo emanaría, aunque brillaba con mayor fuerza y de un color tan claro que asemejaba el reflejo del denso hielo. Aquello no pareció tener efecto al instante, pero la corriente reducía su intensidad y Profilo golpeó el suelo desde el aire. -¡Polvo de diamante!-. La corriente se congeló.
-El polvo de diamante es un ataque que absorbe la energía de todo lo que golpea, y sin energía, se congela. Muy acertado utilizarlo, pero hacerlo dos veces seguidas lo dejará sin fuerzas, también el pierde parte de su energía propia-. Dirigió sus palabras aquel hombre oriental a Hyoga, sin embargo, sería Shun quien mostró mayor preocupación.
-Fileno no estaba listo para la Corriente de la Nebulosa, incluso fue muy débil su impacto. Aun así, utilizó toda su energía en ella, si no piensa en algo, estará perdido-. La corriente se solidificó y Profilo se deslizó sobre ella con el objetivo de acabar con un agitado Fileno. Nuevamente su puño desprendió el polvo, más denso ahora, emulando un aura de luz. Su rival apenas logró levantar la mirada y el puño de Profilo ya estaba a centímetros de él.
-¡Pol... -. En escasas décimas de segundo, el aprendiz de Hyoga se paralizó, dando oportunidad a Fileno de escabullirse del helado puño de su oponente, para finalmente sentenciar con un contundente codo detrás de la nuca de un casi inerte Profilo. Fatigado y con fuertes calambres por el brazo usado para su ataque, Fileno cayó de rodillas y se desplomó, Ambos jóvenes yacían en el suelo. Seiya se puso de pie y bajó, de donde Athena, hacia la arena. Pero, poco antes de llegar, un movimiento se originó en el centro. Era Profilo quién, poco a poco, se reincorporaba. Conforme se movía, pequeños trozos de hielo caían por su cabeza.
-Muy inteligente... ¡Profilo Delacour, felicidades por tu victoria y, en nombre de la diosa Athena, te nombro... Caballero de Perseo!-. Toda la arena se llenó de aplausos mientras Profilo recibía su armadura, comprendida por dos hombreras, la izquierda con afiladas púas emanando de este. Una peto y faldón plateados con destellos en un lila brillante, misma luz que se emitía en sus avambrazos. Y en su espalda poseía el escudo de Medusa, con la capacidad de convertir en piedra a quien lo vea.
-Sabía que la corriente lo elevaría del suelo, debió colocar esa protección de hielo en su nuca por si se aturdía y golpeaba el suelo de cabeza-. Exclamó Shun.
-Pero su cuerpo no soportó la enorme energía que necesitaba para ello, y se paralizó al intentarlo de nuevo. Por suerte para él, Fileno fue más descuidado al utilizar una técnica mucho más poderosa sin tener aún control de su Cosmo, cayó por su propia frustración-. Mientras, en la arena Profilo ayudaba a Fileno a reincorporarse y ambos ascendieron hacía donde sus maestros, acompañados por aplausos de los presentes. Hyoga daría un paso al frente tras su llegada.
-Un Caballero de Plata. No está nada mal, pero aún tienes mucho camino por recorrer. Con esa armadura podrás sentir con mayor intensidad tu Cosmo y tu cuerpo no sufrirá desgaste al utilizar su energía-. Profilo sonrió al escucharlo y veía que, con menos ánimos, también Hyoga sonreía. Mientras, Shun se acercaba a ellos.
-Muchas felicidades Profilo, veo que eres realmente un gran guerrero, tuviste un excelente maestro-. Shun tomó entonces a Fileno, quien apenas se podía mantener en pie. -También lo hiciste bien, aún tenemos mucho que recorrer nosotros igual-. Ambos caminaron hacía un asiento donde Fileno finalmente pudo reposar. -Al final ninguno de mis aprendices a logrado convertirse en Caballero, admito que los envidio-. El Caballero de Virgo daría vuelta y miraría al hombre de larga melena. -Quien fuera tan buen maestro como tú, Shiryu-.
-No digas eso, Shun-. Contestó aquel hombre. -También eres un excelente maestro. Esto no fue un error, cada evento nos hace creer, solo debemos aprender de...-. En ese momento Seiya interrumpió a Shiryu y los Caballeros lo miraron atónitos.
-Debe ser esa la razón por la Shun te considera tan buen maestro, Shiryu. Has cometido demasiados errores-. Athena se puso de pie e inició su andar rumbo a la arena, seguida por los cinco Caballeros que la acompañaban. Seiya y Shiryu se miraban fijamente, como si fueran capaces de leer el alma a través de sus ojos, pues ambos rememoraban el mismo suceso.
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Saint Seiya No Mercy I - La Caída del Santuario
FanficLa Guerra Santa contra el dios Hades fue una victoria y han pasado 15 años. Los Caballeros se han dado la tarea de formar un nuevo ejército de Athena, pero el mundo es más grande que ellos y aquellos que creían aliados los harán dudar de sus propios...