Capitulo 7. Resplandor en el Cielo

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El estruendoso impacto creo una fuerte barrera de aire que sopló hacia las afueras de la arena y, en el centro, estaban los dos prospectos con los puños ensangrentados forcejeando.

-Esta contienda se está tornando peligrosa... su maestro ve perseverancia, pero yo veo necedad. Darían todo por su objetivo, sin importar cual sea éste-. Seiya miró a Athena confundido por aquellas palabras y regresó la mirada a la arena donde aún seguían forcejeando ambos jóvenes.

-¿No lo entiendes, Jaren...? Mi control del Cosmo es superior al tuyo, y tu energía física esta por agotarse. Pronto seré yo quien tenga la ventaja-. Jaren sabía que aquello no era alardeo. De inmediato se dejó vencer, haciendo que su oponente caiga hacia adelante para ser rematado por una dura patada al estómago, tal violencia que Larudo pareció perder la luz de sus pupilas por un momento, cayendo de rodillas mientras escurría sangre y saliva de la boca.

-Tienes razón... será mejor que acabe esto rápido-. Jaren alzó el rostro de su oponente, listo a dar un golpe definitivo, pero los labios de este último susurraron algo que espantó al instante a quien creía tener la ventaja. No había nada detrás del prospecto, pero estaba retrocediendo a gran velocidad, como si fuera succionado por alguna criatura inmensa.

-¡La Otra Dimensión...! Aunque está siendo poco efectivo, ese ataque es descomunal para un simple aprendiz-. Seiya miró a Shiryu atónito. -¿Cómo logró enseñarles un control tan perfecto de su Cosmo?-. Antes de poder decir algo más, Jaren se detuvo. Estaba demasiado agitado y su vista se nublaba, logrando apenas distinguir una mancha en donde Larudo se encontraba. Se acercó a pasos arrastrados, pero frenaría en seco al sentir un cuerpo que lo bloqueaba.

-Ahora tengo la ventaja-. El aura de Larudo se expandió, y el cuerpo de Jaren salió disparado hacia el borde de la arena. -¡Otra Dimensión!-. El cuerpo del joven fue absorbido antes del impacto para en breves segundos presentarse a espaldas de Larudo, quien lo recibió con su puño en alto.

-Está utilizando la Otra Dimensión como pasadizo y abre el portal donde le plazca... Esto es increíble...-. Exclamó Shun impactado del nivel de aquel joven. Jaren cayó en otro portal que estaba en el suelo y su cuerpo apareció en lo alto, el cual descendía con gran velocidad. El joven apenas era consiente, pero sabía que estaba en peligro. Extendió sus brazos para caer de la mejor forma hasta que dejó de ver la arena y fue, de nuevo, un puño quien los recibió. El mismo portal del suelo lo condujo al ataque, y por ese mismo portal entró para nuevamente comenzar a caer. Jaren pudo reaccionar de nuevo, acto que Larudo no pasó desapercibido, y abrió de nuevo el portal... grave error. Mirando al suelo, la confianza del joven por dar el impacto final alentó sus movimientos y, sin capacidad de reacción, un fuerte dolor invadió su barbilla. Sintió que algo lo sujetaba desde atrás y quedó inmovilizado. El viento soplaba más fuerte ahora y al alzar la vista miraba el mármol de la arena desde lo alto.

-¡¿Qué haces Jaren?!-. Gritó desesperado el joven, mientras ambos caían en picada y de cabeza hacia el suelo. Ambos comenzaron a girar a la vista de espanto de su maestro.

-¡Deténganse!-. Gritaba sin resultado Shiryu. El estruendo levantó polvo y los trozos de mármol volaron por doquier, dejando en el piso dos cuerpos que brillaban de un rojo avivado, tan quietos como dos árboles que han sucumbido por el fuerte poder de la naturaleza.

-Debería dar por terminado el combate, ¿no crees Saori?-. Seiya miró a la diosa, pero ésta solo bajó las cejas y negó con un movimiento de la cabeza.

-Se levantarán, si las armaduras los escogen se lo habrán ganado. Ambos agotaron toda su energía física no son capaces de obtener más energía cósmica, pero saben que si no se levantan habrán fallado-. Seiya regresó la mirada a la arena y el silencio generado se rompía por el sonido de la lluvia caer sobre los cuerpos tendidos sobre el suelo.

Saint Seiya No Mercy I - La Caída del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora