En la intimidad de su habitación, Akira leyó la carta de Suguru una y otra vez, dejando que las palabras impregnaran su corazón con una mezcla de emociones. Cada línea resonaba en su mente, cada palabra una contradicción de amor y arrepentimiento. Por un momento, se encontró perdida en un torbellino de pensamientos y sentimientos, incapaz de encontrar una respuesta clara.
Al final Suguru, nos traicionaste a ambos por no traicionarte a ti mismo. Pensó la chica.
No podía negar que el guardaba un lugar en su corazón, lo amaba, no como el la amaba a ella, pero si compartían el mismo amor por Satoru.
Su mente seguía dando vueltas, pensando en cómo se sentiría Suguru, en si realmente ahora era más feliz, o estaba más en paz.
No podía perdonar todo lo que hizo o estaba dispuesto a hacer ¿Por ellos? ¿Acaso los culpa por sus ideas delirantes?
De lo que Akira si estaba segura, era que, no podía odiarlo, no podría odiar a Suguru Geto.
...
Un año había pasado desde aquel día, y las heridas aún estaban frescas en el corazón de Akira. La carta de Suguru había abierto una nueva herida, recordándole el amor que una vez compartieron como amigos. Pero también le recordó la complejidad del corazón humano, y cómo el amor podía ser tan complicado y doloroso como hermoso.
Mientras tanto, el día de la graduación se acercaba. Akira, Shoko y Gojo estaban ocupados preparándose para el evento, pero en el fondo de sus corazones, sabían que faltaba alguien importante. Suguru Geto, su amigo perdido, aún no había regresado a sus vidas, y su ausencia se sentía más fuerte que nunca.
En los momentos tranquilos, cuando la emoción del día a día se desvanecía, Akira, Shoko y Gojo encontraban tiempo para recordar a su amigo. Hablaban de los momentos compartidos, de las risas y las lágrimas, y de la profunda conexión que compartían como equipo.
A pesar de todo, seguían esperando que Suguru volviera a ellos algún día, aunque en sus corazones sabían que tal vez eso nunca sucedería, por que, aunque volviera, jamás sería el mismo.
Su Suguru, había desaparecido hace ya mucho tiempo.
La graduación llegó finalmente, y mientras los chicos caminaban por el escenario para recibir sus diplomas, no pudieron evitar sentir un vacío en sus corazones. Miraron hacia el horizonte, preguntándose dónde estaría Suguru en ese momento, y si alguna vez volverían a verlo, aunque Gojo si lo vería, estaba destinado a ejecutarlo, según los "Peces Gordos".
En la tranquilidad de la noche, se encontraban reunidos alrededor de una mesa, sumidos en una conversación sobre sus futuros.
Shoko suspiró, frotándose las sienes con cansancio. "No tengo muchas opciones, ¿verdad? Mi habilidad de curación es crucial en este mundo. Supongo que seguiré en jujutsu y me dedicaré a la medicina".
Akira asintió con comprensión. "Lo entiendo, Shoko. Tu habilidad es invaluable. Serías de gran ayuda".
Gojo, con su característico optimismo, agregó: "Y yo, bueno, como el chaman más fuerte, estoy destinado a enfrentar a los 'peces gordos' eh. No hay mucho que pueda hacer al respecto, acabaré con esos desgraciados".
Akira miró a sus amigos con una mezcla de determinación y tristeza. "Yo... he decidido regresar a América del Sur. Sentí cómo mi corazón se llenaba al poder ayudar a aquellos países que necesitan protección".
La expresión de Shoko se suavizó, pero su mirada reflejaba la tristeza. "Te extrañaremos mucho, Akira. No será lo mismo sin ti".
Suguru asintió, con una sonrisa nostálgica. "Sí, te extrañaremos mucho, pero entendemos tu decisión. Es importante seguir tu corazón".
El albino quería decirle que se quedara, que regresaran, que después de perder a su mejor amigo, no quería perder de nuevo a su compañera de vida, pero no podía.
Gojo no tenía ningún derecho a pedirle nada, debía dejarla ir, permitirle hacer lo que llenara su corazón y la volvía feliz, por que el vacío que dejó Suguru en su corazón, le estaba impidiendo amar como debería.
Si no estaba seguro de que ella podía ser feliz a su lado, entonces, no obstaculizaría que lo fuera en otro lugar.
Akira se mordió el labio inferior, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escaparse. "Gracias, chicos. Significa mucho para mí".
Shoko se levantó de su asiento y abrazó a Akira con fuerza. "Siempre serás parte de nuestra familia, no importa dónde estés".
Gojo se unió al abrazo, envolviendo a ambas chicas con sus largos brazos. "Estamos juntos en esto, siempre".
Entre risas y lágrimas, prometieron apoyarse mutuamente, incluso a través de la distancia, sabiendo que su amistad era más fuerte que cualquier obstáculo que enfrentaran.
Después de que Shoko se retirara para según ella descansar, cuando su único propósito era dejar a Akira y Satoru solos, el ambiente se llenó de una mezcla de nerviosismo y emociones contenidas. Akira miró a Gojo, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo.
"Satoru... sé que las cosas han sido difíciles para ambos últimamente", comenzó Akira, su voz apenas un susurro en la tranquila habitación. "Pero quería decirte... que te amo. Te amo de una manera que no puedo explicar, pero debo seguir adelante, sé que lo de Suguru nos rompió el corazón, debo... yo debo intentar seguir".
Gojo la miró con ternura, su corazón sintiéndose pesado de emociones reprimidas. "Y yo también te amo, Akira. Más de lo que puedo expresar con palabras".
Hubo un momento de silencio cargado, en el que ambos sabían lo que el otro estaba pensando, pero no se atrevían a decir en voz alta. Akira tomó la mano de Gojo con suavidad, entrelazando sus dedos con los suyos.
El peliblanco estuvo a punto de rogarle que se quedara, que siguieran adelante juntos, pero ella se adelantó a decir:
"Pero... las cosas son complicadas, ¿verdad?" su voz temblorosa por la emoción. "Ambos estamos pasando por nuestras propias luchas internas, y no sé si es el momento adecuado para nosotros".
Gojo asintió con tristeza, sintiendo el peso de la realidad sobre sus hombros. "Tienes razón, Akira. Ambos tenemos nuestras propias batallas que librar, y quizás necesitamos tiempo para resolverlas antes de poder estar juntos de verdad".
Akira apretó la mano de Gojo con afecto, sintiendo una mezcla de dolor y esperanza en su pecho. "Te deseo lo mejor, Satoru. Quiero que seas feliz, incluso si eso significa que no estamos juntos".
El le devolvió la mirada con determinación, su corazón lleno de amor por la mujer frente a él. "Y yo también te deseo lo mejor, Akira. Te apoyaré en cualquier decisión que tomes, sin importar lo que pase entre nosotros".
Con lágrimas en los ojos pero con una sensación de paz en sus corazones, Akira y Gojo se abrazaron con fuerza, prometiéndose el uno al otro que siempre estarían allí, incluso si el destino los separaba por un tiempo.
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Amor Maldito | Jujutsu Kaisen° Satoru Gojo
FanfictionEntre los oscuros corredores de la Academia Jujutsu, donde la Hechicería y el destino se entrelazan, florece una historia de amor y aventura. En medio de desafíos sobrenaturales y peligros inesperados, Akira y Satoru, se encuentran y se enamoran. S...