Después de su conversación con Suguru, Satoru se dirigió hacia donde Akira se encontraba, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. No podía negar más sus sentimientos por ella, y estaba decidido a enfrentar la verdad, sin importar el resultado.
"Akira", llamó Satoru, prácticamente gritando, su voz cargada de emoción cuando finalmente la encontró. "Necesito hablar contigo".
Akira levantó la mirada, sorprendida por la intensidad en la voz de Satoru. "¿Qué pasa, Satoru?", preguntó con curiosidad.
Satoru se acercó a ella, tomando sus manos con suavidad mientras se preparaba para confesar lo que había estado sintiendo durante tanto tiempo. "Akira, he estado luchando con mis sentimientos por ti, pero ya no puedo negarlo más. Te amo, Akira. Te amo más de lo que puedo expresar con palabras".
Akira se quedó sin aliento ante la confesión de Satoru, sus ojos llenos de sorpresa y emoción. Durante tanto tiempo, había sentido lo mismo, pero había temido admitirlo. Sin embargo, ahora que Satoru había dado el primer paso, no podía contener sus propios sentimientos por más tiempo.
"Satoru", susurró Akira, su voz llena de emoción mientras se acercaba a él. "También te amo. Siempre lo he hecho".
Satoru la tomó en sus brazos, abrazándola con fuerza mientras dejaba escapar un suspiro de alivio y felicidad. Finalmente, después de tanto tiempo, habían encontrado el coraje para admitir sus sentimientos el uno por el otro, y el peso de la incertidumbre se levantó de sus hombros.
Mientras se abrazaban, Suguru y Shoko aparecieron en la sala, sorprendidos por la escena frente a ellos.
"¿Qué está pasando aquí?" preguntó Shoko con su típico tono tosco, sus ojos escaneando la habitación en busca de respuestas.
Satoru y Akira se separaron, sus manos aún entrelazadas mientras compartían una mirada llena de amor y complicidad. "Akira y yo estamos juntos", anunció Satoru con una sonrisa radiante.
Suguru sonrió con sinceridad, su expresión reflejando la felicidad de sus amigos. "Eso es maravilloso. Estoy feliz por ustedes dos".
Shoko bufó con impaciencia, pero una pequeña sonrisa juguetona bailaba en sus labios. "Bueno, al menos no tendré que soportar más miradas melosas de ustedes dos. ¡Felicidades, supongo!".
Satoru y Akira rieron ante la respuesta de Shoko, sabiendo que su amiga siempre expresaba su afecto de manera peculiar. Con los brazos entrelazados, se dirigieron hacia lo que imaginaron como su futuro perfecto, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara, sabiendo que mientras estuvieran juntos, podrían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia la felicidad.
...
Tres meses habían pasado desde que Akira y Satoru habían comenzado su relación, y cada día parecía más brillante que el anterior. Se sentían como si estuvieran flotando en una nube de felicidad, disfrutando de cada momento que compartían juntos. Habían explorado nuevos lugares, compartido risas y secretos, su primera vez, habían descubierto el amor en cada gesto y mirada.
En una calurosa tarde de verano, Akira, Satoru, Suguru y Shoko se reunieron en una heladería cerca de la academia. El sol brillaba en el cielo, y el calor del día era sofocado por la dulzura del helado y la frescura de la compañía.
"Suguru, ¿no deberías estar más preocupado por tu dieta?", bromeó Satoru mientras observaba a Suguru pedir su tercer cono de helado.
Suguru se encogió de hombros con indiferencia. "No te preocupes por mí, Satoru. Tengo un metabolismo increíble".
Akira rió, disfrutando de la animada conversación entre sus amigos. Miró a Satoru con cariño, sintiendo una oleada de gratitud y amor por él. Habían pasado por tantos altibajos juntos, pero cada obstáculo los había acercado más, fortaleciendo su relación de una manera que nunca habían imaginado.
Satoru envolvió un brazo alrededor de Akira, atrayéndola hacia él con ternura mientras saboreaban sus helados. "¿Quién necesita el paraíso cuando tengo a mi novia, a mi mejor amigo y a esta loca de Shoko?", dijo con una sonrisa radiante.
Shoko hizo una mueca juguetona, pero sus ojos brillaban con afecto. "Oye, no te quejes. Sabes que no podrías vivir sin mí".
Suguru sonrió, disfrutando de la calidez y la camaradería de su grupo de amigos. "Es cierto. Estoy agradecido por cada uno de ustedes. Son como una familia para mí".
La tarde pasó en un agradable murmullo de conversaciones y risas, con los cuatro amigos compartiendo historias y recuerdos mientras el sol se ponía lentamente en el horizonte. En ese momento, bajo el cálido resplandor del atardecer, Akira y Satoru se miraron el uno al otro con amor y gratitud, sabiendo que, con amigos como estos a su lado, el futuro solo podía ser aún más brillante.
Akira y Shoko se quedaron atrás, pues los chicos se adelantaron, dijeron que eran muy lentas, pero lo cierto es que no querían ir a la par de ellos.
Mientras Akira y Shoko disfrutaban de su helado, la conversación tomó un giro más íntimo cuando Akira recordó una divertida anécdota de su infancia.
"Recuerdo cuando éramos pequeñas, Shoko. Solíamos jugar en el parque todos los días después de la escuela", compartió Akira con una sonrisa nostálgica. "Éramos imparables".
Shoko soltó una risa burbujeante, recordando aquellos días con cariño. "Sí, solíamos meternos en tantos problemas juntas. Como aquella vez que casi quemamos la casa del vecino intentando hacer galletas".
Akira se rió, recordando la hazaña desastrosa. "Sí, fue un desastre total. Pero fue divertido, ¿no?"
Shoko asintió, sintiendo una oleada de afecto por su amiga de toda la vida. "Definitivamente. Aunque nos metiéramos en líos, siempre estábamos juntas. Eso es lo que importa".
Akira se sintió emocionada, sintiendo el calor reconfortante de la amistad que compartían. "Eres mi mejor amiga, Shoko. Siempre lo has sido y siempre lo serás".
Shoko sonrió con ternura, sintiéndose conmovida por las palabras de Akira. "Y tú eres la mía. Siempre estaremos juntas, pase lo que pase".
Las dos amigas se abrazaron, compartiendo un momento de conexión genuina que trascendía el tiempo y el espacio. Sabían que, sin importar lo que les deparara el futuro, su amistad seguiría siendo inquebrantable, una fuente de apoyo y alegría en los momentos buenos y malos.
Con la certeza de que siempre tendrían la una a al otra, Akira y Shoko continuaron disfrutando de su helado, sintiéndose agradecidas por la amistad que habían compartido a lo largo de los años y emocionadas por las aventuras que aún les esperaban juntas.
"No se atrasen tanto, par de tortugas" soltó el peliblanco que estaba ahora apoyando sus manos en los hombros de Geto, quien, al parecer se molestó por este acto.
Más risas, más anacdotas, más momentos...
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Amor Maldito | Jujutsu Kaisen° Satoru Gojo
Fiksi PenggemarEntre los oscuros corredores de la Academia Jujutsu, donde la Hechicería y el destino se entrelazan, florece una historia de amor y aventura. En medio de desafíos sobrenaturales y peligros inesperados, Akira y Satoru, se encuentran y se enamoran. S...