¿Ardilla o maní?

Side Story III: Beatrice - Episodio 6

Después de discutir con él durante mucho tiempo, volvió a la tranquilidad.

—Lo digo en serio, Millen.

—...

Puente nasal perfecto, ojos azules y labios obstinadamente cerrados.

Millen, que miró el rostro de su hermoso amigo como si hubiera sido tallado por Dios, sonrió y giró la cabeza:

—No mientes, Alexandro.

Millen corrió por la carretera de la que venía.

—¡Millen!

Ignorando la voz sorprendida de su amigo detrás de él, tiró más las riendas del corcel. El caballo corría vigorosamente por el suelo. Rápidamente ganó velocidad.

—¡Soy un caballero! ¡No puedo permitir que dañen a una mujer!

—¡Es una novia que se escapó de la boda, Millen! ¡Es entre las familias! ¡No es asunto nuestro!—gritó Alexandro rápidamente a su fuerte voz.

Trató de detenerlo, pero de alguna manera Millen comenzó a correr más rápido como si estuviera emocionado.

—¡No sabemos si era una novia fugitiva o una dama que trabajaba en un templo! —respondió y salió corriendo.

Alexandro finalmente se detuvo al caer de su asiento. Debería haberlo seguido hasta el final y detenerlo, pero no pudo.

—¡Agh, no puede ser!

"Eres una vergüenza. Te juraste encontrar a Beatrice y luego te caíste de tu caballo por estar pensando en otra mujer. No me gusta el hecho de que sea Millen quien traiga a Rachel"

Al final de sus pensamientos, el castaño se palmeó el pecho con decepción. Fue la primera vez que se sentía tan frustrado y patético después de mucho tiempo.

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—¿No estás realmente loco?

Alexandro negó con la cabeza cuando vio a Millen, que se sentó y se atragantó.

—Me pregunto si estás en tu sano juicio. ¿No deberías pensar antes de moverte si tienes cabeza? Pero ella...

Millen sonrió mientras miraba el rostro de su amigo endurecido con frialdad.

—¿Qué hay de malo en esto? ¿Estás poseído por mi padre?

A pesar de su respuesta juguetona, Alexandro no pudo deshacerse de su mirada seria.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo para traerla aquí? —señaló con el dedo a Rachel agachada en un rincón.

—Lo hice por la ley. El Caballero del Imperio hizo que dejaran en paz a esta inocente mujer —. Millen estaba orgulloso.

—Ella es una pecadora porque se escapó de la boda. E incluso el adulterio es inmundo...

—Todos los que estaban allí están muertos.

—¿Qué?

—Nadie sabe lo que le pasó, Alex.

Algunos han huido, pero no podrán seguir mucho tiempo con vida en esas condiciones.

—Basta ya. Deja de buscar a una mujer que solo viste en un sueño vano y mira hacia atrás. Mira tu realidad.

Alexandro lo agarró por el cuello con fiereza. Millen, que se levantó por completo en un instante, terminó cerrando la boca ante un amigo al que nunca antes había visto.