Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 3

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Habían transcurrido un par de días desde que recibieron la noticia de que trabajarían juntos, haciendo que Charles se sintiera menos presionado en tener que convivir con él y pudiera evitarlo el mayor tiempo posible.

Hasta aquel día por la mañana.

Consideró bajar la guardia cuando ya no vio su insistencia en hablar sobre el proyecto con el cual debían de trabajar, pero cuando menos lo esperó la puerta de su oficina fue tocada y antes de que pudiera pronunciar una palabra, fue abierta, Carlos apareciendo en ella al mismo tiempo que levantaba su mirada para ver al responsable que llamaba.

-Buenos días, me alegro por fin poder encontrarte en tu oficina.- Sonrió cerrando la puerta detrás suyo y se encaminó hasta el escritorio mientras inspeccionaba la oficina a detalle, un tanto curioso a lo que rodeaba su alrededor.

-Tuve imprevistos estos días por las mañanas, pero ya estoy aquí con normalidad.― Y no era mentira, había tenido reunión en la escuela de su hijo y había tenido problemas con conseguir a alguien que pasara por él y lo cuidara después de que terminara su jornada de clases, por lo que no podía entrar a trabajar hasta asegurarme que él podía estar en buenas manos. Su hermano había salido en un viaje sin avisarle con anticipación y realmente no tenía un gran número de personas que conociera y poder preguntarles si podían hacerle ese gran favor, solo consiguió dejarlo con una vieja conocida por medio tiempo y tener que salir un rato más temprano de su trabajo para ir a recogerlo y terminar el trabajo en casa. Claramente eso le estaba trayendo problemas en el trabajo, pero siempre podría a su hijo en primer lugar.

Además, en cierto modo lo había visto como pequeñas oportunidades para seguir posponiendo el tan fatídico encuentro con Carlos.

-Está bien, solo venía a confirmar si estás dispuesto a trabajr en el proyecto a partir de hoy. Pensaba en que podíamos reunirnos en tu casa o en la mía para trabajr con tranquilidad en este, solo te pediría horas extras y de esa manera no descuidar nuestros pendientes en nuestras respectivas áreas aquí en la empresa. Sé que antes de que llegara tenías trabajos asignados y con tu imprevistos dudo que hayas podido avanzar mucho. ― A Charles se le había olvidado por un momento que Carlos siempre era metículoso con el trabajo, al igual que observador y prestando demasiada atención a lo que le decían, haciendo que lo recordara con facilidad.

-¿Reunirnos? ¿Tiene que ser en nuestros hogares?- Tragó en seco, sin esperar aquel movimiento de su parte.

Asintió, mostrando desinterés y suspiró.― No sería por mucho tiempo, solo nos enfocaríamos en trabajar en las ideas principales y hacer algunos planos, adelantar todo lo que podamos fuera del trabajo antes de tener que presentar el borrador y luego dedicaremos a ello en definitiva. Igual tenemos tiempo, por eso no serían sesiones tan extensas, solo me gustaría tener por lo menos una base sólida en lo que vayamos a trabajar.

-Yo no creo poder reunirme en algún lugar, me sería difícil siquiera poder trasladarme y tengo cosas que hacer.- Y un hijo al cual atender... Pero claro, él no tenía porqué saber ese último detalle.

-¿Hombre ocupado a todas horas del día?- Cuestionó con una sonrisa burlona y posó sus manos sobre el escritorio, inclinándose lo suficiente para disminuir la altura entre ambos y quedar en una posición perfecta que lograba obsevar en detalle su expresión.

No respondió, temía decir algo que no debería y solo desvió la mirada a la pantalla del ordenador, fijándose detalladamente en los números que se marcaban en los archivos y fingiendo un particular interés en estos. Ni siquiera entendía el origen de estos pero parecían más atractivos que mantenerle la mirada y decir algo por accidente.

-Charles, realmente esto no tiene porqué ser incómodo. Considero que la vida personal y la vida laboral puede estar muy separados para no complicarnos al momento de tener que trabajar juntos. E independientemente de lo que pasó hace años...― Pausó por un momento, sin saber si había sido correcto mencionarlo.― Ya pasó, no tiene que sentirse esta tensión en cada ocasión que nos hablamos o acercarnos porque de lo contrario solo será insoportable y nos causará problemas.

-Tengo muy en claro que lo personal y lo laboral son independientes el uno del otro, no tengo problema en ello.- Frunció el ceño ante su comentario y volteó a verlo para encararlo.

Y santa madre, ¿Desde cuándo habían acortado tanta distancia? Porque no recordaba tener aquellos ojos tan cerca mirándole y provocando sentirse más nervioso de lo que ya se encontraba.

Odiaba seguir sintiendo el mismo efecto que tenía Carlos sobre él.

-Entonces estarás bien si trabajamos en tu casa, si tantis problemas tienes en el momento de trasladarte y cosas que hacer, qué mejor que hacer el proyecto desde la comodidad de tu hogar.― Antes de que pudiera procesar sus palabras, se alejó lo suficiente para acomodar el reloj que adornaba en su moñeca y sonrió en su dirección.- En la tarde pasaré por ti para irnos juntos, será mejor iniciar hoy mismo a seguri atrasándolo.

Cuando vio su figura salir de su oficina, reaccinó ante sus palabras y soltó un jadeo en sorpresa.- Oh por Dios, no me puede estar pasando esto.

¿Cómo podría llevarlo a su casa? Siendo el mismo lugar donde todos sus secretos y demonios no podían llegar ahí y donde podía tener un buen momento con su hijo. ¿Qué le dirá cuando le cuestione si tiene un hijo? ¿Sería lo suficientemente inteligente para hacer cuentas y conectar los cabos sueltos que dejó hace años? No creía que uera lo más obvio, pero sin un antecedente amoroso después de su partida, pero pero teniendo un hijo consigo y viviendo solos desde que se enteró que estaba concibiendo... No, fácilmente podría seguir con sus mentiras y decir que aceptó tener a su bebé sin un hombre a su lado, sabiendo que él podría mantenerse por su cuenta.

Pero, ¿Hasta que grado llegaría su torre de mentiras? Una mentira conllevaba a otra, hasta el punto de que cuando una salga mal, toda la torre se derrumbará directamente en su rostro y todo lo que construyó por años será una terrible farsa donde todos resultaban engañados.

¿Estaba preparado para afrontarlo todo? Definitivamente, no. Por lo que, cuando vio el reloj que marcaba unos minutos antes del mediodía, corrió a pensar que excusa poner cuando la hora de final de jornada llegara y evitar que su pasado y presente chocaran.

Y también, dejar que su corazón dejara de latir tan desbocadamente cada que lo tenía cerca, se reprendió al sentir las mismas emociones que sentía cuando recién eran jóvenes experimentando lo que era el amor. Eran adultos, cada quien estaba en un canal diferente al que tenían años atrás, no podía permitirse pensar en él como en su juventud lo hacía.

Pero también parecía imposible seguir oprimiendo sus sentimientos si tenía que trabajar a su lado hasta la culminación del proyecto.




Lᴏᴠᴇ ɴᴇᴠᴇʀ ғᴇʟᴛ sᴏ ɢᴏᴏᴅ | CharlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora